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Una Vuelta a España diseñada para escaladores

En el recorrido de la ronda española se incluyen diez finales en alto y sólo 40 kilómetros de contrarreloj individual.

La Vuelta a España 2012, que se pondrá en marcha este sábado en Pamplona con una contrarreloj por equipos de 16 kilómetros. está llamada a ser una batalla por la victoria final entre escaladores. El punto de partida en la capital navarra es algo más que un símbolo, y no sólo por el nombre del legendario Miguel Induráin, sino por tratarse de una tierra de tradición ciclista y que aporta en esta edición dos equipos, el Movistar y el Caja Rural.

Una edición norteña que no recorrerá un solo metro en el sur. Tras la crono pamplonesa que finalizará en la plaza de toros, la carrera se mantendrá en Navarra para llegar a Viana en la segunda jornada. De ahí al País Vasco por segundo año consecutivo. Será la primera cita de los favoritos en el Alto de Arrate, donde se hará la primera selección de la general.

Los escaladores saldrán a escena. Y no serán pocos. El británico Chris Froome, segundo en el Tour de Francia; Alberto Contador; Igor Antón, que corre en casa; Purito Rodríguez, subcampeón del Giro; el defensor del título Juan José Cobo y Alejandro Valverde son los llamados a ser protagonistas de la Vuelta.

Tras el primer aperitivo llegará el final en alto de la estación de Valdezcaray, jornada sin más dificultades que la señalada, y dos días después otra cuesta cerca de meta en Jaca, en el Fuerte Rapitán con 4 kilómetros al 7,3 por ciento. La primera semana, que incluye teóricos esprints en Logroño y Alcañiz, se cierra en el Santuario de Canolich (Andorra), escenario novedoso que no incluye el ascenso total al anunciado a la Collada de la Gallina.

Antes de disfrutar de la primera jornada de descanso, la llegada a Barcelona vivirá el clásico final de la subida al Castillo de Montjuic, donde terminó la etapa del Tour 2009 con triunfo del noruego Thor Hushovd. La etapa, que comienza en Andorra, será la más larga de la presente edición con 194 kilómetros.

El día de descanso trasladará el pelotón a Galicia, donde esperan las etapas más dulces para contrarrelojistas, que tendrán 40 kilómetros en Pontevedra para lucirse, y esprinters, con la salvedad del final inédito en el Mirador de Ézaro –duodécima etapa–, donde Purito tiene un terreno ideal para lucirse.

El principal bloque de montaña encadena cuatro finales en alto. Semana clave para la Vuelta. El Puerto de Ancares pondrá a prueba a los favoritos en el tramo final de la decimocuarta etapa, si bien antes espera el Alto de Folgueiras, de primera categoría. Al día siguiente llega un clásico de la Vuelta: los Lagos de Covadonga, previo paso por el Fito, y el tríptico se cierra con la considerada la etapa reina de esta edición, la decimosexta entre Gijón y el inédito Cuitu Negru, una extensión del Puerto de Pajares. Un martirio final que tendrá como aperitivo los altos de San Lorenzo y La Cobertoria.

La semana final se inicia con el final en Fuente Dé, que no debe marcar diferencias entre los favoritos, aunque la batalla por la etapa puede ser interesante. Tras dos oportunidades para los velocistas en Valladolid y La Lastrilla (Segovia), la cita cumbre se sitúa la víspera del final en la Bola del Mundo, punto final a una jornada que puede resultar clave si la general llega apretada, como sucedió en 2010 con el duelo entre el italiano Vincenzo Nibali y Ezequiel Mosquera.

Un etapa de alta montaña que encadena además los clásicos madrileños de Navafría, Canencia, La Morcuera y Cotos. Los favoritos con opciones quemarán sus naves en esta jornada si quedan opciones.

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