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Aitor González confirma su recuperación ganando la primera contrarreloj del Giro

El ciclista español Aitor González, del equipo italiano Fassa Bortolo, ha confirmado la recuperación demostrada en las últimas jornadas de alta montaña, al ganar con autoridad la decimoquinta etapa del Giro de Italia 2003, una contrarreloj individual de 42,5 kilómetros.

L D (EFE) Aitor González partía como uno de los favoritos al podio final, pero su comienzo no fue todo lo bueno que se esperaba y a las primeras de cambio desapareció de los primeros puestos de la general, de la lucha con los otros dos candidatos, los italianos Gilberto Simoni y Stefano Garzelli. En la crono, Aitor dejaba claro que es un campeón, pues lejos de arrojar la toalla cuando las cosas le iban mal, cuando estuvo contra las cuerdas debido a una extraña alergia e incluso pensando en el abandono, optó por seguir, aunque con otros objetivos. Un cambio de planes que comienza a dar los resultados y prueba de ello es la victoria en la contrarreloj individual de 42,5 kilómetros, entre Merano y Bolzano, en los que invirtió 54 minutos y 33 segundos, 51 segundos menos que la revelación de la crono, el sueco Magnus Backstedt y el ucraniano Sergey Honchar, uno de los favoritos y que tuvo que conformarse con el tercer puesto a 1:23 minutos.

El corredor guipuzcoano ganaba la partida a sus rivales para el título parcial y en el otro, por la general el líder Gilberto Simoni hacía lo propio con los que le pisan los talones en la general, especialmente su compatriota Stefano Garzelli. Simoni necesitaba 1:40 minutos más que Aitor González; mientras que Garzelli, teóricamente mejor que el líder en esa modalidad, cedía 2:19 minutos, por lo que Simoni es más líder al distanciar tras lo sucedido en la crono en 1:58 a Garzelli, en 4:05 al ucraniano Popovych y en 6:11 al lituano Rumsas. Aitor González da un buen salto y se ubica en el puesto 16, aunque a más de 15 minutos.

La contrarreloj no tuvo mayor historia y, como en otras ocasiones, dos grupos de protagonistas bien distintos: los que salen a cumplir el expediente y los que buscan el triunfo o arañar algún que otro segundo para no perder opciones en la general. Muchos minutos de aburrimiento, calor y fatiga para la totalidad del pelotón, pues su marcha era de cicloturista y lo único que les preocupaba era no dormirse para evitar el posible cierre de control. Tuvo que ser el sueco Magnus Backstedt el que marcaba un tiempo cercano al calculado por los organizadores. Un crono de 55:24 minutos que pasaba a ser la referencia válida para los grandes especialistas y también para los primeros en la general. La marca del nórdico parecía inamovible. Incluso cobraba más emoción cuando Aitor González, en los primeros diez kilómetros de la carrera, marcaba peor registro que el sueco, necesitando ocho segundos más. Fue una especie de revulsivo para el español, pues dejó de dosificar y encontraba por fin un día bueno.

Se acopló perfectamente a su bicicleta y arriesgó al máximo e incluso cuando atravesó uno de los puertos de la etapa, una tachuela de tercera, se le salía la cadena y tuvo que hacer prácticamente los tres kilómetros en plato grande y en la bajada, debido al esfuerzo que tuvo que hacer en la ascensión con un desarrollo poco habitual, a punto estuvo de caerse en su intento de recuperar la normalidad. Un comienzo lento, luego bastante irregular con su máquina y un final explosivo que le dio el ansiado triunfo y al mismo tiempo una inyección de moral, pues sirve para zanjar las criticas del comienzo de carrera que nada decían a su favor. Así, fue una contrarreloj que no tuvo mayor historia, pues gano uno de los grandes especialistas en la modalidad. Tuvo su día, todo le salió medianamente bien y por ello fue el mejor con diferencia, el único que bajó de los 55 minutos; mientras que en la otra carrera quedó claro que la camiseta de líder da moral y fuerza y Simoni le ganaba la partida a Garzelli, su enemigo más directo y, por resultados en pruebas cronometradas, ligeramente superior al flamante líder Simoni.

Este lunes se disputará la décimo sexta etapa, que unirá las localidades de Arco y Pavia, tras 207 kilómetros de viaje. Un trazado completamente llano que discurre en su primera mitad por carreteras del bucólico Lago Garda y la segunda por paisajes no tan vistosos debido al tráfico agobiante al ser carreteras no muy lejanas a la capital lombarda de Milán.

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