La victoria de Alonso se paga a 3 euros
Los motores de los bólidos de F1 rugirán en el Gran Premio de Corea este fin de semana, después de muchas dudas sobre si el trazado de Yeongam estaría listo para albergar la decimoséptima prueba del Mundial. El propio Charlie Whiting, presidente de la Comisión de Seguridad de la FIA, tuvo que viajar en persona hasta las instalaciones coreanas para certificar que el circuito cumplía con la normativa y en el plazo acordado.
Una vez resuelta esta incógnita, aparecen muchas otras. Entre ellas, cuál será el comportamiento de los monoplazas en una pista desconocida para los pilotos, más allá de lo visto en las pruebas realizadas en los simuladores. El circuito favorece a priori a los Red Bull. El diseño del trazado, en el que ha intervenido Hermann Tilke, combina un segundo sector de curvas rápidas con un tramo final más lento y revirado, características en las que los coches austriacos han demostrado que se desenvuelven bien. Pero los otros dos equipos en liza por la corona de campeón del mundo –Ferrari y McLaren– aseguran que la cascada de largas rectas del primer sector puede colocarles a la altura de Red Bull, en los tiempos por vuelta y en carrera.
Pero todo lo escrito hasta ahora es virtual. Sobre el asfalto coreano sólo ha rodado un coche de Fórmula, 1 y fue precisamente un Red Bull conducido por el piloto indio Karun Chandhok, que dio una única vuelta de exhibición. Todos los pilotos de la parrilla han podido recrear, gracias a los simuladores, cómo será correr en Corea o qué tiempos aproximados harán por vuelta. Se trata sin duda de una gran ayuda para conocer los puntos de frenada, afinar en la trazada y evaluar el grado de la carga aerodinámica que necesitará el coche.
Pero lo que ningún simulador puede recrear es, entre otras cosas, la adherencia de la pista. El asfalto todavía está muy tierno y los equipos temen que aún sude aceite y no agarre lo suficiente al inicio, cuando además habrá menos goma. Tampoco la tecnología de los simuladores ha podido mostrar a los pilotos las ondulaciones del terreno, los baches o la inclinación de las curvas. Y todo ello con un Mundial por decidir y cinco pilotos con posibilidades matemáticas de coronarse. Quizás la mayor de las incógnitas es cuál de ellos se adaptará mejor y conseguirá la mejor trazada. Pero también quién aguantará la presión de no poder fallar en un territorio desconocido para todos.
Después de lo visto hace dos semanas en Suzuka, parece que Fernando Alonso se ha quedado solo en la lucha por el Mundial con los dos pilotos de Red Bull, el australiano Mark Webber y el alemán Sebastian Vettel. Pero hasta que los números no digan lo contrario, McLaren conserva todas las aspiraciones al título. Los dos pilotos de la escudería anglogermana, Jenson Button –vigente campeón del mundo– y Lewis Hamilton, han asegurado que este fin de semana volverán a estar arriba. Para ello el equipo ha anunciado que los dos pilotos contarán en Corea con algunas evoluciones en el MP4-25.
Setenta y cinco puntos en juego y tres carreras para que termine uno de los mundiales más apretados en la historia de la Fórmula 1. Cuando el domingo se apaguen las luces del circuito de Yeongam, el gran circo abandonará Asia y el Mundial podrá haber cambiado mucho. Si bien es cierto que a Mark Webber le vale con ser regular en el podio para conservar su liderato, una victoria de Alonso el próximo fin de semana, con el australiano fuera del cajón, convertiría al español en el nuevo líder del certamen.
Está de más advertir que un abandono de cualquiera de los cinco candidatos al título sería fatal para sus aspiraciones al Mundial. Fernando Alonso se ha mostrado optimista sobre el circuito coreano tras recorrerlo en bicicleta junto a su preparador físico. Esperemos que el buen feeling no desaparezca cuando el asturiano cambie las dos ruedas por los cuatro neumáticos del F10. A pesar de tantas interrogantes algo es seguro: estar arriba en Corea no será tarea fácil y el trabajo y la concentración de pilotos y equipos deben funcionar como un reloj.
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