Días después de que el terror se apoderase de la ciudad de Copenhague con el atentado que dejó dos fallecidos y cinco heridos en dos tiroteos en la ciudad, comienzan la salir a la luz las historias de las víctimas que se sufrieron un ataque que ha conmocionado a la sociedad danesa. Uno de los fallecidos es Dan Uzan, de 37 años, que trabajaba como vigilante de seguridad en la sinagoga atacada y fue el artífice de que no hubiese más víctimas.
Uzan había jugado en la modesta liga danesa de baloncesto, en el Horsholm, donde todavía participaba con los veteranos y era un hombre reconocido por toda la comunidad. Allí entrena al equipo el técnico español Miguel Ángel Hoyo, que pasó por los micrófonos del programa de esRadio Tiempo Extra para relatar la tragedia vivida.
"Están siendo unos días duros y muy emocionantes. Dan Uzan Jugaba en nuestro club en el equipo de veteranos, era conocido en toda la comarca. Estaba en la entrada de la sinagoga, era el guarda de seguridad, y parece ser que evitó que este loco entrara y que la masacre fuera mayor. Le conocía personalmente de hablar con él y saludarle. Era una persona muy querida en el club. La verdad es que está siendo días duros", afirmó.
A pesar de que el baloncesto es un deporte minoritario en Dinamarca, el primer partido del equipo tras los atentados se convirtió en un enorme homenaje a un hombre que salvó la vida de muchas personas. "Teníamos que jugar un partido de liga y ha sido un homenaje tremendamente emotivo. El baloncesto en Dinamarca no es el deporte más popular pero han tenido que poner gradas supletorias en el pabellón. Ha sido un minuto de silencio enorme, muy sentido", agregó.