Hay formas y formas de perder en una competición, pero lo que le ha sucedido a la selección argentina femenina de baloncesto roza lo absurdo. Al perder los puntos del partido, la consecuencia inmediata fue la eliminación de los Juegos Panamericanos a manos de Colombia y sin llegar a disputarse ni un segundo de encuentro. Argentina quedaba fuera en fase de grupos cuando sus aspiraciones apuntaban a conseguir medalla. La derrota en el primer encuentro del torneo por 70-62 ante Estados Unidos, sumado a este embrollo, dejó a las chicas argentinas sin opciones de clasificarse.
El partido debía iniciarse, como cualquier otro de baloncesto, tras las ruedas de calentamiento, las presentaciones al público y los protocolos inciales -véase la escucha de los himnos-. Pues bien, el principal problema llegó cuando la organización se dio cuenta de que ambas selecciones vestían la misma tonalidad de color en sus respectivas equipaciones, el azul marino. Colombia ya vestía el color azul marino, ya que eran las locales, por lo tanto, Argentina debía lucir el color blanco. Debían cambiar sus camisetas.
Colombia no accedió a jugar el partido igual y, de esta manera, Argentina pierde los puntos del partido quedando eliminada de los Juegos Panamericanos.
— CABB (@cabboficial) August 7, 2019
Fue en ese momento cuando se decidió dar un margen de quince minutos para que varios miembros del staff técnico de Argentina fuese a buscar las equipaciones apropiadas para que el partido pudiese jugarse. No obstante, pese al margen de tiempo, las camisetas tardaron más de lo debido en llegar y Colombia no aceptó disputar el encuentro. Por ende, a Argentina le dieron el encuentro por perdido (20-0).
Las consecuencias no fueron únicamente deportivas -la eliminación de los Juegos- también tuvieron repercusiones en las oficinas. Tanto Hernán Amaya, responsable del equipo, y Karina Rodríguez, directora de desarrollo del basket femenino, presentaron su renuncia a sus respectivos cargos.