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Capello acusa de traición a Mijatovic

Fabio Capello ha hablado para Marca de su temporada en el Real Madrid, esa campaña en la que fue contratado para ganar un título y despedido tras lograrlo. El diario de Recoletos retrata al italiano en una imagen muy ilustrativa -comienzo jamón y bebiendo cerveza en Txistu- mientras poco a poco desvela secretos: unos conocidos a voces y otros reservados a la intuición.

Fabio Capello ha hablado para Marca de su temporada en el Real Madrid, esa campaña en la que fue contratado para ganar un título y despedido tras lograrlo. El diario de Recoletos retrata al italiano en una imagen muy ilustrativa -comienzo jamón y bebiendo cerveza en Txistu- mientras poco a poco desvela secretos: unos conocidos a voces y otros reservados a la intuición.
(Libertad Digital) Por ejemplo, estaba claro el divorcio entre un Ramón Calderón con zapatos nuevos por estrenar la presidencia y un Pedja Mijatovic continuamente cortado por el mandatario. Capello relata cómo en muchas ocasiones el montenegrino hablaba de la continuidad de todo el cuerpo técnico, mientras que en los periódicos veía que Schuster ya había sido contratado.
 
La traición se consuma cuando le llaman por teléfono para comunicarle que no sigue. “Calderón nunca habló con los jugadores; nunca habló con el equipo”, son declaraciones que ilustran muy bien la torre de marfil desde la que el presidente blanco paga pesetas a precio de duro todavía hoy. Va todavía más lejos cuando opina acerca de las celebraciones por el título. Dice que Ramón Calderón y Pedja Mijatovic “no estaban tan contentos como los demás”. Normal, Schuster ya había sido fichado y echar a un entrenador que ha cumplido su trabajo no es fácil para nadie. Fue esa misma noche, la de la celebración de la Liga, cuando tuvo “la certeza” de que no iba a seguir.
 
Flores a la masa social y a los jugadores
 
Fabio Capello fue consciente de lo que tenía entre manos nada más aterrizar en Madrid. El vestuario era un polvorín, “muy difícil”. “Había muchos grupos que se enfrentaban. Cada uno tenía un líder, cada uno inculpaba al otro cuando la cosa no iba bien”. Sin embargo, el milagro de las reconciliaciones y la Liga se hizo posible porque “al final nos juntamos, con gran tranquilidad, con gran espíritu, con muchas ganas. Dijimos: vamos a jugar cada partido como si fuera una final y luego, si alguien queda delante de nosotros, le aplaudimos y nada más”.
 
La situación más tensa en el vestuario se produjo tras la eliminación ante el Bayern de Munich. Al acabar el partido, fue franco con ellos: “Si pensáis que el problema soy yo, me voy”. “Y ellos no aceptaron al dimisión”, afirma.
 
A pesar de que dice abiertamente que su plantilla “no era la mejor de la Liga”, alaba la actitud de algunos, sobre todo, de Guti: “Cuando entraba marcaba la diferencia. No sólo por la calidad sino por las ganas que tenía, por la lucha, por todo lo que transmitía al equipo”. “En los últimos tres meses yo sentía el calor de todo el equipo”, afirma en otro pasaje de la entrevista.
 
Sobre el público del Bernabéu y la afición madridista, en general, Fabio Capello tiene palabras de agradecimiento. Les ha dado lo que buscaban desde hacía años: un título.
 
Método Capello vs. Método Schuster
 
El italiano destaca en la entrevista que llegaron al final de la temporada en una condición “psicofísica espectacular”, fruto del método Capello, que no brilla, pero endurece como piedras a los futbolistas y los mantiene concentrados hasta el último minuto de los partidos. Le da una importancia secundaria a la suerte: “Nosotros tuvimos suerte, pero no llegaba arriba un jugador sólo, llegaban muchos jugadores y cuando se ponen delante de la portería muchos jugadores no es suerte, es convencimiento”.
 
De la misma manera, ha defendido su estilo de juego en un párrafo que es Capello, puro y duro. Aclara Marca que no deja terminar la pregunta al periodista y el italiano diserta: “Es como la suerte, ¿tú piensas que se puede ganar sin jugar buen fútbol? Yo te digo que no se gana si no haces buen fútbol. Es como el arte, hay quien piensa que el arte se ha parado en el impresionismo y no le gusta Picasso o no le gusta la pintura moderna... y también es arte”. Remata la faena con un puntazo hasta la bola: “Yo pienso que ganamos haciendo un buen fútbol”.
 
Un último secreto, compartido por todo hombre con dos dedos de frente, sobre el partido ante el Mallorca: “Fue el único partido que pensaba en que no íbamos a poder remontar”.

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