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Cerca de 5.000 aficionados despiden a Puskas en un solemne y fastuoso sepelio

Budapest y Hungría entera se han parado este sábado para despedir al mítico Ferenc “Pancho” Puskas, fallecido el pasado 17 de noviembre a los 79 años de edad. En una fastuosa y solemne ceremonia, al mítico delantero le han rendido un último homenaje en el estadio que lleva su nombre. Su ataúd fue colocado en el medio del césped cubierto con la bandera tricolor de su país, rodeado por 1.200 futbolistas húngaros en activo. Tras la celebración, el féretro fue trasladado a la Plaza de los Héroes de la capital, donde el ejército le rindió un último tributo. Los monumentales eventos de la jornada han costado cerca de  700.000 euros, y han sido comparados ya con los funerales de los grandes personajes de la historia y vida social húngara del siglo XX.

L D (EFE) Las puertas del estadio se abrieron 90 minutos antes del comienzo de la ceremonia a pesar de que desde el mediodía ya había mucha gente en los alrededores de la cancha. Entre los discursos de los oradores se proyectaron cortas películas sobre Puskás y sonaron sus músicas preferidas, como por ejemplo el Aranjuez de Joaquín Rodrigo, a petición de la viuda del ex delantero.
 
La ceremonia fue transmitida en directo por televisión y, tras ella, el féretro fue trasladado a la Plaza de los Héroes de Budapest en una cureña, donde el Ejército húngaro se ha despedido del futbolista y militar, conocido como el “coronel galopante”. A lo largo del camino, numerosos hogares colocaron velas en sus ventanas, para demostrar su afecto por el más famoso de los futbolistas magiares. Tras su muerte, fue ascendido al grado de brigadier general.
El último viaje de "Pancho" ha terminado en la Basílica San Esteban, la iglesia más grande de Budapest, rodeada de 30.000 velas y 500 antorchas, todo acompañado por la actuación de un coro de 300 cantantes y un grupo de 150 bailarines. El Presidente húngaro László Sólyom tuvo palabras de recuerdo para el cañonero magiar.

Calderón y Villar se deshacen en elogios
 
El presidente del Real Madrid, Ramón Calderón, y Ángel María Villar, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), elogiaron la figura de Ferenc Puskás, en la despedida solemne del mítico futbolista húngaro. Calderón manifestó ante unos 5.000 aficionados, congregados en el principal estadio de Budapest, que el ex delantero madridista "fue un ídolo, un modelo para seguir". El presidente blanco comenzó su discurso saludando a la familia de Puskás y agregó luego que "Ferenc fue un héroe de España y Hungría, país adonde siempre quiso volver".

La noticia de su muerte "llenó nuestro corazón de tristeza", agregó el presidente del Real Madrid. Puskás destacó por su "compañerismo, con lo que mostró un ejemplo" a los jugadores, resaltó Calderón al agradecer a Hungría la existencia "del mago del balón" y expresó su orgullo de que el "coronel galopante" haya sido jugador del Real Madrid. "Gracias Hungría, gracias Pancho", concluyó el presidente madridista.

Por su parte, Ángel María Villar trasmitió un mensaje de la UEFA y aseguró que Puskás fue uno de los héroes del siglo XX, quien pudo unificar Europa, "cuando ésta todavía estaba dividida". Villar opinó que el ex delantero del Real Madrid es comparable a los grandes húngaros, como por ejemplo los grandes compositores Ferenc Liszt y Béla Bartók. El presidente de la RFEF concluyó con un agradecimiento por todo lo que había hecho Puskás por el fútbol español.

Por su parte, György Szepesi, histórico comentarista deportivo de la radio estatal húngara, aseguró que "como el fútbol es eterno, el recuerdo de Puskás también lo será". Miles de personas acudieron hoy con velas al estadio, el más grande del país, para despedirse en un evento solemne del ex astro del seleccionado magiar y del Real Madrid. Jenõ Buzánszky, ex compañero de Puskás y uno de los dos últimos jugadores vivos del llamado Equipo de Oro magiar de los años 1950, le llamó "uno de los mayores jugadores del fútbol internacional".

Según Buzánszky, Puskás era una "verdadero amigo", quien dedicó toda su vida al fútbol y añadió: "Desde hoy hay una estrella más en el cielo, que para nosotros será la que más luce". Antes del final de la despedida en el estadio, el público pudo oír las palabras de Puskás de una grabación, asegurando que si podría iniciar de nuevo su vida, sería futbolista. "Creo que en el cielo me encontraré con ellos (ex compañeros del seleccionado magiar) de nuevo", aseguraba. Paralelamente se liberaron palomas blancas, mientras la gente gritaba el nombre de Puskás, como en los partidos de fútbol, después de que marcara un gol.

"Era un jugador mítico", dijo Sándor, uno de los aficionados magiares en el estadio. En declaraciones a Efe explicó que a pesar de nunca llegar a verle jugar en directo "siempre escuchaba las trasmisiones de sus partidos por la radio". Puskás era el más famoso de todos los jugadores magiares de la época por "su carisma", aseguró el aficionado.

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