Espectacular. Esa es una de las definiciones que se le pueden aplicar a lo que está haciendo el Atlético de Madrid del Cholo Simeone, que consiguió empatar en el Camp Nou en el partido de ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones.
El FC Barcelona se presentaba como favorito, en el mejor momento de la temporada tras imponerse a Real Madrid y Espanyol en las últimas fechas y con Messi e Iniesta en su mejor momento. Pero a este Atlético de Madrid nada le importa, nada le incomoda. Van de frente, te miran a los ojos y te dicen que, tarde o temprano, te ganarán.
Y no asusta qué te dicen, sino cómo te lo dicen. Con esa seguridad, ese convencimiento tan claro de que lo van a conseguir que realmente te asusta, te impone. El Atlético de Madrid no ganó ayer pero sí consiguió un gran resultado para la vuelta. Y, aunque todo el mundo habla del carácter y la raza de este grupo de jugadores, sólo con eso no se le pone en aprietos a este FC Barcelona.
Y es que el conjunto rojiblanco honra el significado de la palabra equipo. Es un bloque impenetrable con unos automatismos perfectos para el estilo de jugadores que tiene en plantilla y con una solidaridad entre ellos que evidencia el hambre por ganar que existe en este grupo de futbolistas.
El trabajo, la clave
Laterales profundos dando amplitud en ataque y una seguridad asombrosa en defensa. Una pareja de centrales perfecta en los cruces, excelsa en las marcas e imponente en el juego aéreo. Dos mediocentros que aportan equilibrio y salida de balón a partes iguales, además de una tremenda capacidad de llegar a las ayudas por fuera y generar superioridades en defensa. Interiores que tienen calidad y trabajo a raudales siendo capaces de ganar partidos y evitar que se pierdan. Y dos delanteros que, especialmente Costa, están marcando diferencias y que, a pesar de ser las estrellas del equipo, son los primeros en defender.
Ahí está la clave. El que no trabaja, no juega. Y todos parecen tenerlo realmente claro. De ahí esas presiones en banda de tres contra uno con Koke, Tiago y Filipe, que imposibilitan la salida de balón del equipo contrario. Esa manera de ir al balón largo, perdido en la inmensidad del terreno de juego, que al final siempre hace dudar al rival, o esa fe con la que siempre llegan a las coberturas obligando al contrario a regatear dos veces a cada jugador para poder rebasarle.
En definitiva, un equipo con mayúsculas que sigue sumando hazañas. Partido a partido, jugada a jugada, este Atlético de Madrid, gane o no gane un título, se ha convertido en favorito en las apuestas en la Champions League por derecho propio. Para más información, sólo hay que revisar el partido. Simeone y los suyos están dispuestos a todo, no renuncian a nada. El Atlético de Madrid está preparado para todo.