La Real Sociedad ha vencido al Benfica por 3-1 en el Reale Arena y ya está matemáticamente en octavos de final de la Champions, después de que el Inter de Milán venciera por la mínima al Salzburgo (0-1) con un gol de Lautaro Martínez de penalti. A falta de dos jornadas para el final, los donostiarras —líderes de Grupo D— y el cuadro neroazzurro suman 10 puntos por los tres que tiene el cuadro austriaco, mientras que los lisboetas son colistas con 0.
Esta noche en el Reale Arena, la Real Sociedad empezó como un ciclón y halló botín a los seis minutos. A la salida de un córner, Take Kubo acomodó la pelota ante la mirada de tres adversarios y, sobre línea de fondo, se la pasó a Barrenetxea; éste centró al área con el exterior de su bota derecha y Aihen Muñoz empaló, aunque en semifallo.
Después de que el balón botase en el suelo, llegó al segundo palo y ahí apareció Merino para empujar de cabeza el 1-0. Con el Benfica tocado, el 2-0 apenas tardó cinco minutos en subir al marcador. En un saque de banda, Florentino Luís hizo un mal pase hacia atrás, entre los centrales Antonio Silva y Otamendi. Oyarzabal anduvo pillo para hacerse con esa pelota suelta, evitar la entrada de Otamendi y plantarse raudo en el área, donde batió al guardameta visitante con un zurdazo inapelable. Sin casi tiempo de reacción, Merino marcó el tercero tras una falta botada por Brais Méndez.
El barullo en el área favoreció al '8' de la Real Sociedad, que remató a bocajarro por dos veces; en la segunda, al rechace del portero, sí que logró que el esférico entrase de forma agónica. Sin embargo, el árbitro anuló la jugada bajo consulta del VAR, habiendo apreciado mano de Merino justo antes de su segundo tiro. Pero el asedio continuó, ya que Oyarzabal anotó de cabeza en el minuto 19 un buen centro al punto de penalti; no obstante, su claro fuera de juego hizo que tampoco eso valiera. Fue el preludio del válido 3-0, obra de Barrenetxea en el 21' con un regate a João Neves y que culminó gracias a un derechazo implacable que se alojó en el arco.
Noqueados estaban los pupilos de Roger Schmidt, cuyo castigo pudo incluso ser mayor antes de alcanzar la media hora. Otamendi derribó a Oyarzabal, a raíz de que éste hiciera un bonito giro sobre sí mismo dentro del área, y el 'trencilla' Anthony Taylor decretó penalti. En su lanzamiento de esa pena máxima, Brais Méndez engañó al portero Anatoliy Trubin, pero estrelló el balón en el poste y Kubo no llegó al rechace. El fallo no deslució la grata versión de los pupilos de Imanol Alguacil, haciendo que las gradas de Anoeta se lo pasaran 'pipa' durante una primera parte para el recuerdo.
Sin ocasiones de peligro por parte del Benfica, el equipo local puso en apuros al arquero contrario en el minuto 41 con un zurdazo raso de Oyarzabal, pero bien repelido, en la última acción antes del descanso. Pese a experimentar algo de relajación al regreso de vestuarios, el triunfo estaba más que encaminado para los de Alguacil.
El tanto del cuadro portugués, como una mera nota estadística, fue marcado por Rafa Silva en una jugada a balón parado. Arthur Cabral abrió la bola a su lado izquierdo, donde Otamendi asistió de primeras al punto de penalti; ahí remachó Silva para superar a un Álex Remiro sin mayor trabajo hasta el pitido final del árbitro.
No en vano, la Real Sociedad anestesió el encuentro con maestría y su rival apenas enseñó los dientes, ni tan siquiera con los cambios hechos por su entrenador. Incluso pudieron hacer el cuarto gol los donostiarras, por mediación de Beñat Turrientes en un disparo que se marchó cruzado de derecha a izquierda en los minutos finales. Sin sustos de ningún tipo encima del césped, aunque con un parón al ver bengalas caer en una zona de la grada, la Real Sociedad cerró un triunfo clave en sus aspiraciones por seguir disputando la máxima competición del Viejo Continente.