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El penúltimo raulista vivo

Salvar al soldado Bale de las garras del ansioso Levy

Está claro que rechazar 98,5 millones de euros por un jugador no es en absoluto negociar, eso es puro y simple estraperlo. El motivo del monumental enfado de Gareth Bale es doble: por un lado, Daniel Levy se comprometió con él a que en el caso de que el Tottenham no obtuviera la clasificación para la Champions negociaría su venta al club o clubes que se interesaran por sus servicios; por el otro, resulta que el Real Madrid, que además es el equipo de sus sueños, acaba de ponerle uno detrás de otro encima de la mesa una cantidad desorbitada de millones y el propietario de la joya ha dicho que quiere más. ¿Más? ¿Más que 98,5 millones de euros? ¿Levy quiere que Florentino Pérez aumente la mejor oferta que se ha hecho jamás en la historia por un jugador de fútbol?... Curioso modo de negociar.

El cansancio, la depre o los problemas lumbares, llámenle X, que han impedido que Bale vuelva a enfundarse la camiseta de su actual equipo vienen por ahí: Levy ha traicionado su promesa y Gareth jamás volverá a mirarle con los mismos ojos. Para el Real Madrid, que es el club más rico del mundo, el problema del dinero es menos problema. Entiéndaseme lo que quiero decir: por supuesto que Florentino Pérez siempre preferirá pagar 70 en vez de 80 pero, y a la vista está, cuando él considera que un fichaje es estratégico, como es el caso de Bale, pone toda la carne en el asador. A los profetas de las siete plagas que anuncian el fin de los días si Florentino paga más de 100 millones por un jugador les diré que ojalá fuera España tan bien como va el Madrid, que al fin y a la postre a quien deberá dar explicaciones es a sus propietarios, o sea sus socios, y no a los Verdes de Cataluña.

Levy cree que el asunto está donde él quiere pero yo creo que está donde pretende Florentino. Ahora mismo es inimaginable que Gareth Bale, traicionado por su presidente, no dispute el año que viene la Champions sabiendo además como sabe que el Real Madrid ofreció por él casi tres cifras. El deseo del chico es ponerse ya la camiseta merengue, la camiseta del equipo con el que sueña desde pequeño, y o mucho me equivoco o Florentino Pérez hará realidad más pronto que tarde ese anhelo. De lo que se trata ahora es de salvar al soldado Bale de las garras del ansioso Levy. Y si hay que pagar por él el triple de lo que el Nápoles acaba de abonar por Higuaín, páguese. Porque no me cabe la menor duda de que la influencia del galés en el fútbol del equipo será tres veces superior a la del argentino.

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