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El Tau reta al Maccabi en la final de la Euroliga tras su brillante victoria ante el CSKA

La contundencia y la calidad del baloncesto exhibidas por el Maccabi Tel Aviv en la semifinal de la Euroliga contra el Panathinaikos griego harían pensar a cualquiera que el equipo israelí aguarda la final sumido en la confianza, pero esto no es así porque el Tau Cerámica, con su brillante victoria sobre el CSKA de Moscú, ha conseguido preocupar a Pini Gershon y sus hombres.

La contundencia y la calidad del baloncesto exhibidas por el Maccabi Tel Aviv en la semifinal de la Euroliga contra el Panathinaikos griego harían pensar a cualquiera que el equipo israelí aguarda la final sumido en la confianza, pero esto no es así porque el Tau Cerámica, con su brillante victoria sobre el CSKA de Moscú, ha conseguido preocupar a Pini Gershon y sus hombres.
L D (EFE) Hace tiempo que los vascos y macabeos no se ven las caras sobre una cancha; exactamente veinticinco meses, desde abril de 2003. En aquella ocasión el triunfo sonrió al Maccabi. Aquel partido también era una cita clave, aunque de menor rango que la que este domingo espera a ambos conjuntos en el Olympiysky Arena (18,40 horas), de cuyo desenlace depende, nada más y nada menos, que el título de campeón de Europa. En cierto modo, el Tau tiene una cuenta pendiente que saldar con los israelíes. La derrota de hace dos años, saldada con un amplio 79-93 en el pabellón Buesa Arena, dejó al cuadro vitoriano fuera de la Final Four de Barcelona en la sexta y última jornada del top-16 .

Por ese motivo, en primer lugar, y porque la final de Moscú es una oportunidad histórica para los dos, el partido rebosa dramatismo. Para el Tau supone la ocasión de consagrarse en la cúspide del baloncesto continental, de completar una trayectoria de años hacia la cumbre; para el Maccabi, la oportunidad de anotarse el título por segunda temporada consecutiva, un logro que desconocido hace años. Ningún equipo ha encadenado dos campeonatos seguidos desde que el Jugoplastika Split croata de Dino Radja y Toni Kukoc lo logró en las fases finales de Múnich'89 y Zaragoza'90. El derrotado en la final de Alemania fue, precisamente, el Maccabi, que cayó por 75-69. El de Zaragoza, el Barcelona (70-65).

La formación israelí sumaría el quinto título en la primera competición de clubes de Europa si lograse tumbar al Tau. Dominó al Mobilgirgi Varese italiano en 1977 en Belgrado (78-77); al Sinudyne Bolonia también italiano en 1981 en la ciudad francesa de Estrasburgo (80-79); al Panathinaikos griego en la Suproliga de París'91 (81-67) y, la temporada pasada, en su propia ciudad, al Skipper Bolonia transalpino (118-74). Por tanto, tres de los cuatro títulos llegaron a sus vitrinas tras superar a rivales italianos, que también le han amargado varias finales. Porque el Maccabi ha sido un asiduo de la final en el primer torneo continental de clubes. Cayó contra el Real Madrid en 1990 (Berlín; 89-85); el Squibb Cantú en 1982 (Colonia; 86-80); el Tracer Milán en 1987 (Lausana; 71-69) y 1988 (Gante; 90-84); el Jugoplastika Split en 1989( Múnich; 75-69) y el Panathinaikos en 2000 (Salónica; 73-67).

Por tanto, el currículo continental del equipo hebreo, que también suma 44 títulos de Liga y 35 de Copa en Israel, supera ampliamente al del Tau, cuya trayectoria en las competiciones europeas presenta un solo entorchado, en la Copa Saporta, en 1996, así como otras dos finales perdidas en la misma competición. En el campo nacional el Tau también está a años luz del extenso historial telaviví: una Liga (2001-02) y cuatro Copas del Rey (1995, 1999, 2002 y 2004). "El Tau ha ganado al CSKA y eso lo dice todo". Son palabras del entrenador Pini Gershon que resumen a la perfección la cautela con la que el Maccabi afronta la final de Moscú a pesar de la enorme diferencia entre la tradición continental de los macabeos y la del conjunto vasco.

Otro factor que influirá en el choque intervendrá desde la grada. El Maccabi es, con mucho, el equipo que más aficionados ha desplazado a la capital rusa. El color amarillo inundó el graderío del Olympiysky Arena el viernes y volverá a cubrirlo el domingo. Son cinco mil o más, una cifra abrumadora comparada con los seiscientos fieles que el Tau ha desplazado hasta Moscú. Dusko Ivanovic, técnico de los vascos, cree que eso no importa porque sostiene que la presión es la misma para los dos equipos: ambos se juegan lo mismo, el título, un título que el Tau vio de cerca en la primera temporada de esta Euroliga, hace cinco años, cuando el Kinder Bolonia le ganó el play-off final por 3-2 y que, ahora, de nuevo, roza con la punta de los dedos.

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