Pep Guardiola volvió a mostrar su peor cara y lejos de guardar las formas en el banquillo del Bayern de Múnich protagonizó una bochornosa escena que podría ser castigada por la federación alemana.
El extécnico del Barcelona enfureció cuando a su equipo no le pitaron un penalti en la prórroga del partido de Copa ante el Borussia Dortmund. Guardiola no aceptó la decisión del colegiado y comenzó a lanzar puñetazos al aire con visible cara de enfado mientras se dirigía al cuarto árbitro.
Posteriormente, arrepentido por lo que habían grabado las cámaras de televisión, se dirigió al cuarto árbitro para hablar con él y darle un abrazo, algo prohibido por el reglamento. El Bayern cayó eliminado en los penaltis y el entrenador podría ser sancionado por tocar al colegiado.