Fue uno de los hombres de la pasada Eurocopa. Dimitri Payet deslumbró al planeta fútbol con su calidad, potencia, llegada desde la segunda línea y gran disparo.
Su nombre estaba apuntado en todas las libretas de los principales directores deportivos de Europa, pero su equipo, el West Ham, se negó a negociar su salida. Especialista a balón parado, la temporada pasada destapó el tarro de las esencias en la Premier con su tremendo talento y personalidad.
A sus 29 años, el exjugador del Marsella se ha convertido en el indiscutible líder de su equipo. Además de firmar unos números espectaculares -12 goles y 13 asistencias-, el curso pasado consiguió algo mucho más importante: hizo jugar a su equipo. Payet fue el motor del caudal ofensivo de unos Hammers que terminaron la liga en una sorprendente séptima posición.
Está temporada las cosas no han empezado bien para el West Ham. Los londinenses son 17º con tan solo tres puntos en cuatro partidos. El pasado fin de semana, los de Slaven Bilic cayeron en el Estadio Olímpico de Londres 2-4 ante el Watford. Una derrota dura para la animosa afición del West Ham, que al menos tuvo el consuelo de disfrutar de una obra de arte en forma de asistencia.
Dimitri Payet recibe un pase largo, control orientado con el pecho, conduce el balón por banda derecha, caracolea, se para en seco, rompe al defensa del Watford y de rabona se saca un pase medido que Michail Antonio remacha a la red. Payet dejó detalles de su magia –dio otra asistencia de gol al propio Antonio–, y fue elegido, a pesar de la derrota, Man of the Match. Payet alegró la vista a su afición con un toque de auténtica fantasía. Un detalle que destila talento y que, por sí solo, hace que pagar una entrada el día que tu equipo pierde merezca la pena.