El Gobierno no se moja, y menos en un asunto como es el de los escándalos que están salpicando a Luis Rubiales, presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF), a raíz de las informaciones que viene publicando el diario El Confidencial, entre ellas que el propio dirigente federativo habría grabado conversaciones privadas con varios miembros del Ejecutivo de Pedro Sánchez.
El Grupo Parlamentario Popular registró varias preguntas al Gobierno a finales de mayo pasado, cuestionándose si la pasividad del Gobierno ante las prácticas del presidente de la RFEF se debe a esos audios o a los vínculos familiares que tiene con el PSOE. Y también hizo otra pregunta para saber cuántas veces han hablado por teléfono Sánchez y Rubiales.
La respuesta del Ejecutivo no pudo ser más tibia, de apenas dos líneas: "El Gobierno no entra en la gestión y actividad de las entidades de derecho privado, sean cuales sean sus responsables u organismos directivos".
Según El Confidencial, las grabaciones a ministros y altos cargos del Gobierno formarían parte de las maniobras de Rubiales para obtener "información comprometedora" sobre potenciales oponentes o enemigos.
En su intento desesperado por frenar el escándalo, el presidente de la Federación llegó a contratar a una agencia de detectives que siguió por las calles de Madrid al subdirector del diario El Mundo, Esteban Urreiztieta, para tratar de descubrir la fuente de los llamados Supercopa Files, según los cuales Rubiales mantuvo negociaciones con el jugador del FC Barcelona y empresario Gerard Piqué para trasladar la Supercopa de España a Arabia Saudí, a cambio de una comisión de 24 millones de euros.