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El milagro de Costa de Marfil en la Copa Africana de Naciones 2024

Tras la humillación vivida en casa en la fase de grupos, la mayor en una CAN, Costa de Marfil se ha rehecho a base de milagros. Hoy juega semifinales.

Tras la humillación vivida en casa en la fase de grupos, la mayor en una CAN, Costa de Marfil se ha rehecho a base de milagros. Hoy juega semifinales.
Adingra celebra el inesperado tanto del empate en el encuentro de cuartos de final ante Mali. | EFE

La presente edición de la Copa Africana de Naciones se está destapando como una de las más inverosímiles de cuantas se han celebrado. Repleta de partidos épicos. De selecciones inesperadas dando la campanada. De grandes favoritas caídas a las primeras de cambio. Baste ver que de los ocho equipos que alcanzaron los cuartos de final, ninguno repetía respecto a la última edición de hace tan solo dos años.

Pero si hay algún capítulo que llama especialmente la atención, ese es el que está protagonizando Costa de Marfil.

La selección dirigida por Jean-Louis Gasset llegaba a la cita como una de las candidatas. Quizá no entre las grandes favoritas, venida a menos en los últimos años. Pero teniendo en cuenta que en su convocatoria figuraban futbolistas del talento de Pepé, Fofana, Kessié, Haller o Bamba, y sobre todo que eran la anfitriona de la competición, era inevitable considerarla entre las que podían aspirar a algo grande.

Los inicios, no obstante, no pudieron ser peores. Empezó con una victoria ante Guinea-Bisáu, sí. Pero en el segundo encuentro caía derrotada ante Nigeria (0-1). Se lo jugaba todo en el último encuentro de la fase de grupos ante Guinea Ecuatorial. Lo lógico era pensar que vencería para sellar su pase a octavos. No lo hizo. Y no sólo eso: fue humillada por su rival, que liderado por Emilio N'Sue, se impuso por 0-4. Era la peor derrota de la historia de Costa de Marfil en casa. Era la peor derrota de una selección anfitriona en la historia de la CAN.

Aquella deshonrosa derrota, y el hecho de terminar terceras de su grupo, con un bagaje de -3 goles, provocaron todo un cisma en su país. Era el anfitrión, y había hecho el ridículo. El primer damnificado sería el seleccionador, despedido fulminantemente tras el encuentro ante Guinea.

Pero de repente se producen una serie de resultados totalmente inesperados: Argelia cae con Mauritania, Túnez no pasa del empate ante Sudáfrica, Tanzania tampoco gana su último partido… y sobre todo la debacle de Ghana. Tras ir ganando por 2-0 a Mozambique, dos goles en el tiempo de añadido deparan un sorprendente empate a 2 que deja fuera a los grandes favoritos. Todos estos resultados combinados y casi increíbles deparan que, contra todo pronóstico, Costa de Marfil termine como la cuarta mejor tercera de grupo. Pasaban las cuatro mejores.

Es decir, pasa a octavos de final. Y lo hace, claro, sin entrenador, al que, recordemos, acaban de echar tras el ridículo espantoso ante Guinea Ecuatorial. Desesperados, intentan hacerse con los servicios de Herve Renard, actual seleccionador francés femenino, y quien ya entrenara a Costa de Marfil en 2015, llevándose la Copa África de aquel año. Pero la Federación Francesa rechaza la solicitud. Desesperados, terminan repescando a Emerse Faé, ayudante de Gasset, y que también había sido despedido días atrás.

Quizá en el pensamiento estaba que iba a ser para un único partido. En octavos esperaba Senegal, vigente campeona y que se ha impuesto en los tres encuentros de la fase de grupo. Visto lo visto hasta la fecha, ganar es una quimera. Más aún tras adelantar Diallo a los senegaleses a los cuatro minutos de arrancar el encuentro. Pero cuando todo hacía indicar el 0-1 final, Frank Kessie envía el partido a la prórroga. Una prórroga agónica en la que nadie es capaz de marcar. Y en la tanda de penaltis se impone Costa de Marfil. El milagro continúa. Se incrementa.

En cuatros toca enfrentarse a Mali, que no conoce la derrota en la competición. Lo de Senegal había sido un golpe de fortuna del destino, parecían pensar todos en el país. Pero ahora ya llegaba un imposible. Sensación que se acrecentó cuando, antes del descanso, Costa de Marfil se queda con un hombre menos por expulsión de Koussonou.

Dergeles, en el 71, adelanta a Mali. Es la sentencia final. 1-0 en contra, con diez, 20 minutos para acabar el partido… Pero el fútbol le tenía otra grandeza reservada a los elefantes. De manera increíble, Adingra logra el empate en el último minuto del tiempo reglamentario. Otra prórroga. Media hora más con un jugador menos. Todos los intentos locales se centran en defender la portería y alcanzar la tanda de penaltis, a ver si hay –sigue habendo- suerte. Pero no haría falta. Otra vez en el último minuto llega otro gol marfileño. Otro gol inesperado. El joven Diakité pone el 2-1. La locura. La multiplicación del milagro.

Ahora, esta noche (a las 21:00 hora peninsular) Costa de Marfil afronta las semifinales. Se medirán a la República Democrática del Congo, que sólo ha ganado uno de los cinco encuentros disputados en la competición, pero que viene de dar la sorpresa en cuartos ante Guinea.

Tras lo sucedido hasta la fecha, cualquier adversidad parece superable para Costa de Marfil. Tras los hechos increíbles vividos en esta Copa de África, ahora mismo se encuentra a sólo dos partidos de levantar el título de campeón. En casa. Sin entrenador. Tras el mayor ridículo de una anfitriona en toda la historia de la competición. Tras estar al borde de la eliminación hasta en tres ocasiones. A sólo dos triunfos de hacerse con la Copa Africana de Naciones. De lograrlo, no hay duda de que sería la más heroica de todos los tiempos.

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