Una vez más, Miguel Cardenal, secretario de estado para el deporte, vuelve a arropar y defender al FC Barcelona. Ya ocurrió con el fichaje de Neymar, y en esta ocasión, Cardenal apoya al conjunto azulgrana insinuando que recibe presiones del gobierno catalán para no expresar su deseo de jugar la liga española en caso de que, finalmente, se produzca una independencia de Cataluña.
"Yo leí al presidente del Barcelona el domingo en El Periódico de Cataluña que el Barcelona se había hecho grande en la liga española, y que su deseo, y le constaba que el de los demás equipos catalanes era seguir jugándola. Y me sorprendía que por la noche no quisiera ya hablar de este tema. Como sé que en otra ocasiones desde el Gobierno de Cataluña se ha presionado a deportistas y clubes deportivos, le ofrezco al Barcelona nuestro respaldo si han recibido esas presiones, porque tienen derecho a expresarse con libertad, y enviar esos mensajes, que no son de Miguel Cardenal, sino del presidente del FC Barcelona."
Cardenal reconoce que al FC Barcelona le profesa una especial estima y recuerda que le ha defendido públicamente "en las ocasiones en que se decían de él cosas que iban más allá de lo que pasaba en la realidad". Y recalca también que "la pregunta sobre el si el Barça podría o no jugar la liga española no se le debe hacer al gobierno español. El deporte lleva años estructurado. Las competiciones las forman los clubes, que se agrupan entre sí. Todos los torneos se circunscriben a ámbitos geográficos, en todo el mundo. Hay casos como los del Mónaco, Andorra o el Swansea, que son las excepciones que confirman la regla".
Finalmente, pidió de nuevo "al gobierno catalán, que deje de presionar a los deportistas y al deporte, que deje de intentar utilizarlo políticamente, porque no es algo razonable ni propio de sociedades democráticas. El espacio de la política es uno y del deporte es otro. Y eso lo reclaman todas las entidades deportivas", y reclamó "responsabilidad", porque "lo del deporte es incluso de escasa entidad comparado con otras cosas. Se está creando división y enfrentamientos, incluso dentro de familias y amigos empiezan a surgir disputas que no tienen sentido y no conducen a nada. Por supuesto que puede cuestionarse todo en un país democrático, pero nunca una solución es hacerse más pequeño y débil".