Karim Benzema vive una temporada de contrastes. Su año más espinoso en el ámbito extradeportivo, se mezcla con un curso futbolístico en el que el atacante francés firma sus mejores registros desde que viste de blanco.
El tanto de media chilena que marcó este fin de semana ante el Barcelona en el clásico del Camp Nou consagró al delantero del Real Madrid como el '9' más efectivo de la Liga. Sus 21 goles en los 1.636 minutos jugados -un promedio de una diana cada 77 minutos- hace que supere como el delantero más rentable a nombres como Ronaldo, Messi o Neymar.
Toda la felicidad que muestra dentro del terreno de juego, se torna en preocupación por su imputación en el caso Valbuena. Se enfrenta a una posible condena de cinco años de cárcel.
Benzema, atrapado por su pasado
Karim creció en una de las barriadas suburbiales más deprimentes de todo Francia. Bron Terraillon, barrio de descendientes de inmigrantes, es el de mayor índice de delincuencia de Lyon. Los Benzema se instalaron en Bron -el Bronx del norte de Francia- en los años 50 tras emigrar desde Argelia. A pesar de estar asentados durante décadas en el país galo, nunca dejaron de considerarse argelinos y musulmanes. En el seno de una familia de nueve hermanos, el delantero del Real Madrid escapó de la delincuencia gracias a sus padres -siempre estuvieron encima de sus hijos para que no cayeran en las tentaciones que ofrecía el Bron- y al fútbol.
Henry Bayada, vicepresidente del CD Bron-Terraillon (club donde se crió Karim), contó como el padre del delantero fue fundamental para que su hijo pudiera entrar en el equipo: "Karim vino a probar un día, completó el entrenamiento y lo desecharon. Era bajito y regordete. A las dos horas volvió con el padre, que no se creía que su hijo no valiera. 'Déjenlo entrenar una hora más'. Entonces, hablamos y se quedó".
Los padres de Benzema y el fútbol le alejaron de la delincuencia en su infancia, pero Karim se desarrolló en un ambiente de cultivo social muy complicado. Sus amigos, que no tuvieron la suerte de contar con unos padres tan protectores ni con un don especial para jugar al fútbol como el del delantero de origen argelino, vivían al borde de la ley.
El código que gobierna el Bron es el que alude a la ayuda al hermano árabe. La lealtad es uno de los mandamientos que jamás se puede incumplir. La falta de educación y de formación lleva a muchos jóvenes a la práctica profesional de la delincuencia. Lo raro en el corazón del Bronx de Lyon es encontrar jóvenes que escapen a la ilegalidad. Por eso en su barrio, Benzema es visto como un ídolo. Un ganador que superó todas las dificultades para triunfar. Y sus 'hermanos' no dudas en acudir a él cuando vienen mal dadas. 'El salvador' les ayudará.
Karim, el azote de Karim
Uno de los mejores amigos de Benzema es Kaim Zenati. Un joven de origen tunecino y cinco años mayor que Benzema, que fue una figura muy importante en su infancia. Mientras el delantero del Real Madrid era un niño muy tímido, Zenati era un pez gordo en el Bron. Allí se le conocía como "El Negro".
Zenati siempre tuvo en estima a ese pequeño renacuajo enclenque, débil y tímido que era Benzema. Le protegió y lo adoptó como si fuera su hermano pequeño. Zenati era el guerrero que burlaba la ley para sobrevivir y que tenía relación con los matones del barrio. El malote que se ligaba a las chicas. Benzema, en cambio, solo delinquía en el campo de fútbol de tierra del Bron, dejando constancia de su tremenda calidad. Benzema, guiado por la educación de sus padre, jamás quiso pasarse de la raya.
Mientras la carrera de Benzema fue viento en popa tras su saltó a la escuela del Lyon en 2006, su hermano mayor comenzaba a tener problemas con la justicia por robar supermercados a punta de pistola."Nacimos en la violencia. No nos dábamos cuenta de que robar era algo grave", argumentó Zenati ante el juez. Allí estaba Benzema. No podía dejar de ser leal a su protector de la infancia. A Zenati le cayeron ocho años de cárcel, pero no los cumpliría íntegros. Benzema le costeó el abogado y le llegó a visitar en prisión.
Cuando Zenati salió de la cárcel, Benzema le buscó un empleo. Pero 'el Negro' pronto volvió a delinquir. En 2009 fue cazado con más de 200 kilos de marihuana en su coche. Benzema, que ese mismo año fichó por el Real Madrid, tenía la ocasión perfecta para romper lazos definitivamente con su pasado.
Nada más lejos de la realidad. Volvió a ayudar a Zenati -la fidelidad con su gente por encima de todo-. y cuando éste salió de la cárcel, le instaló en Madrid junto al séquito que forman su hermano pequeño Gressy, su agente Karim Djaziri, que, según el diario Le Monde golpeó a unos periodistas del deportivo L’Equipe porque no le gustó lo que escribían de su cliente, y varios raperos franceses.
Djaziri fue el artífice del gran contrato que firmó Benzema en 2014 cuando renovó con el Real Madrid. 10 millones de euros netos. Para celebrarlo, el delantero galo invitó a su séquito este pasado verano a Los Ángeles en su exclusivo jet privado.
Un gesto de agradecimiento más -Benzema abrió las puertas de su casa a varios de ellos- para con sus 'hermanos'. Si Djaziri era su agente deportivo, Karim Zenati ejercía como representante sentimental. ¿Su misión? asaltar las discotecas top de la capital y conseguir teléfonos de chicas que pudiesen estar interesadas en conocer a Benzema. El delantero no quería oír ni hablar de prostitutas después de verse implicado en un escándalo de prostitución de menores en Francia, del que salió absuelto.
Cuando en el Real Madrid conocieron la noticia de que Benzema estaba siendo investigado por complicidad en una tentativa de chantaje y asociación para delinquir, no se lo creían. Sí, sabían que Karim tiene una obsesión por la velocidad -la multa a 216 kilómetros por hora en plena M40 es un buen ejemplo- y que sus amistades no eran las mejores, pero jamás podrían pensar que un 'buen chico , amable, educado, tranquilo', pudiera meterse en un jardín de estas dimensiones.
Desde las altas esferas de Concha Espina nunca llegaron a entender como Karim no se apartaba de amistades como la de Zenati, ese 'hermano mayor' que mezcló al delantero galo en su acto delictivo más sangrante de toda una vida de problemas que Bezema le solucionó. En la lealtad está la respuesta. Una lealtad que ahora puede tumbar a Karim Benzema.