El viernes por la mañana Zidane dio un toque de atención a la plantilla. No le estaba gustando lo que veía. Excesiva euforia. Relajación. "No hemos ganado nada", les avisó. Un mensaje que pudo tener consecuencias en la buena actitud de los jugadores del Real Madrid en su visita al Coliseum. Sin confiarse y con la mentalidad adecuada, era imposible que los blancos no golearan al Getafe, posiblemente el equipo que peor defiende en primera división.
El partido fue una pachanga. Un topicazo que no tiene como objetivo menospreciar o devaluar la victoria del Real Madrid, sino la de reflejar la distancia sideral que existente entre los dos equipos. Diferencias de calidad, individual y colectivamente, en dos estados de forma opuestos que afectan cada vez más, para bien o para mal, a la cabeza. El Madrid quiere comerse el mundo y el Getafe, desde hace tiempo, sólo ve el pozo de segunda. Es un equipo que no da más de sí y por eso su futuro huele a descenso a distancia. Demasiados factores para que Esnaider pueda hacerse notar en tres días y mucho menos ante el Real Madrid.
El Madrid fue mejor desde el pitido inicial
Empezó el partido y se vio al instante que el Getafe no tenía plan. No presionaban arriba pero tampoco defendían todos juntos atrás como se le suele hacer daño al Real Madrid. Y claro, ante un animal que cojea, que está perdido, llegó el león y se lo comió sin apiadarse. El Real Madrid fue una apisonadora desde el principio. Y además Zidane sacó toda la maquinaría ofensiva. La BBC, dos laterales ofensivos con Carvajal y Marcelo y tres mediapuntas en el centro del campo, Kroos, James e Isco. Todos fueron al ataque sin temor alguno. Sabían que no iba a pasar nada. Y así vimos cómo sólo un milagro impidió ver goles en los primeros quince minutos. Goles, claro, en la portería del Getafe. Ronaldo, con poste incluido, Bale y Benzema fallaban en la finalización pero no se lamentaban. Se reían, como si fueran conscientes de que al final iban a marcar. Y así fue. Bale, Benzema y Ronaldo marcaron pero también lo hicieron James e Isco.
El colombiano y el malagueño fueron lo más destacado. Siendo una pachanga, dos jugadores tan virtuosos y que vienen de ser suplentes, podrían haberse dejado ir o perderse en florituras, pero no fue así. Isco condujo menos y trabajó más de lo habitual. James no se escondió y fue incisivo por la izquierda, el centro y la derecha. Zidane cuanta con 15 o 16 jugadores para el mes en el que todo se decide. James e Isco se apuntan a la remontada de la Liga y a la pelea por la Undécima.
De las botas del colombiano surgió el primer tanto al borde de la media hora. Un tanto que ejemplifica la apatía o el mal defender del Getafe. James recibió en la banda sin que nadie le defendiera, miró, pensó, volvió a mirar, saludó a la grada y todavía sin que nadie le encimara, puso un centro medido para que Benzema rematara… ¿lo adivinan? Pues totalmente sólo. Así defendía el Getafe. Sin agresividad, sin intensidad, sin meter la pierna y sin alma. No es normal que al sacar de centro perdieran la pelota y Ronaldo tuviera un mano a mano ante Guaita. A los treinta segundos del tanto de Benzema.
Isco y James quieren más protagonismo
El delantero francés está en su mejor año en el Real Madrid. No hay duda de ello. Acumula 22 goles en 22 partidos y los que da. Los dos siguientes tantos llegaron de sus botas. El 2 a 0 tras una pared con Isco y el 3 a 0 con un pase largo y al espacio de Bale. El tanto del galés -16 goles y 10 asistencias en Liga- fue a los cuatro minutos de la segunda parte. Por si acaso el Getafe quería soñar con meterse en el partido. Mejor para España y peor para Francia que no quieran a Benzema en la Eurocopa. Dijo Zidane que estaba "tocado" tras esta decisión. Pues no lo parece. Pocos delanteros están capacitados para dar esas dos asistencias. Cuanto más le critican y le golpean desde su país, él se crece más.
Con el partido sentenciado, Zidane comenzó a mover el banquillo. Nacho salió en lugar de Carvajal y Jesé por Bale. Mediada la segunda parte, cuando ya estábamos en la pachanga dentro de la pachanga, como en Origen, el Getafe disfrutó de algún momento que le recordó que era equipo de primera división. Sobre todo gracias a un jugador que tiene calidad para estar en un equipo más importante como es Pablo Sarabia. Sin él, a saber cuántos puntos llevaba el Getafe. Quizá sería colista. Todos buscaban al excelente zurdo que se topó con Keylor Navas en su mejor ocasión. Una cesión dudosa de Marceo al portero, fue la excusa perfecta para que el costarricense demostrará lo bueno qué es. Keylor Usain Navas. Salió valiente y rápido para evitar el tanto del honor del Getafe que llegaría a los pocos minutos con un disparo preciso de Sarabia por la escuadra derecha de la portería.
El tanto, fue la patada que despertó al Real Madrid de la pachanga dentro de la pachanga. A los cuatro minutos del 1 a 3, tanto de James a asistencia de Lúcas Vázquez y dos minutos después, Jesé regaló un tanto a Ronaldo en un dos contra uno ante Guaita. El canario podía haber hecho una vaselina, definir por un lado o regatear al portero y meterse con la pelota dentro de la portería. Lo que él quisiera. Decidió ser generoso y Ronaldo anotó el gol que se le había resistido. El Real Madrid ha vivido una de las temporadas más irregulares y negativas de los últimos años pero llega el mes de abril y se marcha de Getafe a un punto del Barcelona y con la sensación de que ahora están mejor que nunca. Son nueve victorias en los últimos diez partidos. Siguiente parada ante el Villareal.