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Liga

Morata vence al VAR y el Atlético al Villarreal (2-0)

El delantero rojiblanco abrió la lata en la primera parte y Saúl cerró el partido cuando más estaba sufriendo el equipo de Simeone.

Dos goles, buenos partidos ante Real Madrid y Juventus de Turín, ambos marcando frente a sus ex, una asistencia en Vallecas, dos penaltis provocados y, sobre todo, la sensación de que había caído de pie en el Wanda Metropolitano. ¿Qué problema podía tener entonces Álvaro Morata para no terminar de sonreír de oreja a oreja en el Atlético de Madrid? La validez de esos hechos y de esas acciones. Simplemente eso. Pero ojo, es que todo eso para un delantero es como ponerte un solomillo delante y después no darte ni siquiera un plato de acelgas. ¿Has marcado dos goles? Anulados. ¿Has provocado dos penaltis? No se te pitan. A Morata, cada vez que alguien se tocaba una oreja aunque fuese por un acto reflejo y en un supermercado, se le venía a la cabeza el VAR.

Ante el Villarreal, Morata puso fin a una maldición o VARdición, como lo quieran llamar, que puede parecer una simple anécdota, pero que para un delantero no lo es y menos para uno que tiene a más de una afición pendiente de él. Sus críticos disfrutaron de cada gol y penalti con los que Morata se quedó con la miel en los labios y eso, aunque ningún delantero lo reconozca abiertamente, acaba instalándose en su cabeza y de la anécdota a la obsesión hay un paso. Para el ex del Chelsea, por suerte, será lo primero.

El Atlético, gol de Morata aparte, firmó un partido irregular ante el Villarreal y acabó achicando balones en la recta final del partido hasta que Saúl anotó el definitivo 2-0. No brilló como hizo en la Champions, pero la Liga sigue viva con otra victoria en el Metropolitano.

Fin a la maldición

Morata necesitaba un gol legal y la verdad es que al Atlético le vino más que bien el momento que eligió el ‘22’ para anotarlo, porque el Villarreal le complicó mucho la vida al cuadro de Simeone con la famosa kryptonita colchonera, la defensa de cinco con tres centrales. Los locales no vieron puerta hasta el minuto 22 y en el 10’, San Oblak evitó el 0-1 del submarino amarillo anulando un mano a mano de Ekambi con todo a favor para el ariete del Villarreal.

Calleja, que había dejado en el banquillo al arsenal formado por Chukwueze, Fornals y Gerard, empezaba a ver que su estrategia funcionaba en los primeros instantes del partido, pero el entrenador amarillo no contaba con el efecto Morata, que fue decisivo. El delantero rebosa confianza y además, el Atlético cuenta de nuevo con el retorno de su brújula más importante, Koke. Con el ‘6’ en el campo, siempre que el Atlético inicia o recupera sabe al jugador que hay que buscar y junto a Griezmann y Rodrigo, Koke dirigió la fiesta con Giménez imperial en defensa y Morata oliendo sangre arriba.

En una jugada entre Filipe y Morata, el delantero anotó el 1-0 en el minuto 31 y con guiño incluido al VAR en la celebración, Álvaro se metió en el bolsillo al Metropolitano. La segunda parte, ya sin él y con Costa, sería otra cosa.

Costa no rompe su gafe

Al igual que le pasa a Lemar, a Diego Costa le sobra timidez esta temporada. Al francés le ocurre lejos del área, afición molesta de por medio, y a Costa le pasa justo en el momento en el que antes no fallaba y ahora duda, el área. Simeone cambió de delantero antes de la hora de partido buscando la ovación merecida para Morata y que Diego Costa finiquitase el asunto recuperando su olfato goleador. La teoría era perfecta. La práctica, no. El delantero de Lagarto tuvo dos carreras largas para batir a Asenjo y en las dos dudó lo suficiente como para perder ambas oportunidades. Su cara lo decía todo.

Aprovechando que Costa se atascaba, el Villarreal no esperó más y puso sobre el campo de forma escalonada a Chukwueze, Fornals y Gerard Moreno. Calleja se la jugó con todo lo que antes había reservado. Por cierto, habría que preguntarle al técnico del Villarreal por qué dejó tanta pólvora en el banquillo porque cuando la tuvo en el campo, el submarino amarillo no empató de milagro. Oblak no tuvo que intervenir, pero sufrió mucho bajo palos. Simeone intentó contener al Villarreal con Thomas en la medular aunque sólo respiró cuando llegó el tanto definitivo de Saúl en el minuto 88. También habría que preguntarle a Víctor Ruiz por qué no despejó la vaselina de Saúl. Inexplicable.

Nuevo 2-0 en el Metropolitano con diferentes sensaciones y misma palabra para resumirlo todo: victoria. El Atlético vuelve a su versión menos brillante, pero sigue peleando la Liga al Barcelona. En el capítulo de polémicas, manotazo claro a Morata, que pidió penalti en el segundo acto. Álvaro, pese a ello y por fortuna para él, no tendrá pesadillas con el VAR esta vez.

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