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El Atlético aguanta la embestida final del Valladolid y termina goleando en Pucela (2-5)

Los rojiblancos fueron de más a menos y a punto estuvieron de pagarlo en la segunda parte. El subcampeonato sigue vivo para los de Simeone.

Los rojiblancos fueron de más a menos y a punto estuvieron de pagarlo en la segunda parte. El subcampeonato sigue vivo para los de Simeone.
Nahuel Molina celebra su gol ante el Valladolid en el José Zorrilla | EFE

Una de cal y otra de arena del Atlético de Madrid en Pucela. Los pupilos de Simeone sufrieron de lo lindo ante el Valladolid, pero terminaron goleando en el Nuevo José Zorrilla. Una gran primera parte de los rojiblancos puso tierra de por medio en el marcador y, a pesar de la embestida final de los blanquiazules, el Atlético resistió y ejecutó en el tramo final a un Valladolid que se dejó hasta la última gota de sudor en el campo.

Diego Pablo Simeone no experimentó y repitió el once de la victoria ante el Mallorca entre semana. Las bajas por lesión no invitaban tampoco a demasiados experimentos. El Atlético se divirtió en los primeros 40 minutos del partido. Griezmann volvió a liderar a su equipo ante un Valladolid que perseguía sombras: los madrileños jugaban con una marcha más.

Molina aprovechó un magnífico desplazamiento de Giménez para hacer el 1-0, y no tardó en doblar la distancia el uruguayo unos minutos después con cantada incluida de Masip. El portero catalán no tuvo su noche: una parada en todo el partido y goles en los que quedó retratado. El tercero lo hizo Morata tras un gran pase de Griezmann, que cumplió con creces repartiendo dos asistencias en Valladolid.

Con tres goles de ventaja el partido parecía sentenciado, pero apareció el de casi siempre. Sí, Mateu Lahoz hizo de las suyas y decretó una más que dudosa pena máxima en una extraña jugada entre Grbic, Hermoso y Larin, en la que el canadiense terminó en el suelo. No daba crédito Simeone en la banda, pero el VAR no hizo acto de presencia. El propio Larin se encargó de lanzar el penalti y recortar distancias justo antes del descanso. Había vida en Pucela.

Acoso del Valladolid y resistencia rojiblanca

El gol de Larin dio alas al Valladolid. Los de Paulo Pezzolano salieron con el cuchillo entre los dientes tras el paso por el túnel de vestuarios. Nada tiene tanto poder de convicción como un gol en este deporte, y se notó en el Zorrilla esta noche. El Valladolid, que estuvo desaparecido durante todo el partido, resucitó y dominó tras el descanso.

El Atlético achicaba agua, pero la fragilidad defensiva del equipo era patente. Grbic, que volvió a sustituir al lesionado Oblak bajo los palos, no transmitió seguridad en ningún momento. El Valladolid hizo el segundo gol tras un cabezazo inapelable de Escudero a la salida de un córner. El estadio era una olla a presión y, una vez más, el gol tenía efectos colaterales. Nada más sacar de centro el equipo visitante, el Valladolid recuperó y Sergio León terminó rematando contra el travesaño un gran centro de Escudero.

Zorrilla quería más, y el Atlético pedía la hora pero Simeone supo reaccionar a tiempo. Los cambios de Saúl y Memphis, además del cansancio que acumulaban los hombres del Valladolid, propiciaron el cuarto gol del Atlético. A la contra, tras una gran combinación entre Correa y Depay, Joaquín desvió el balón contra su propia portería. No tuvo suerte el Valladolid en la segunda parte, si bien la parroquia blanquivioleta agradeció el esfuerzo de los suyos. Fue el propio Depay el que sentenció en el descuento con una jugada individual que terminó con una lesión muscular del desafortunado Joaquín.

El Atlético sigue tercero, a dos puntos del Real Madrid, segundo, y después de haber perdido tan solo uno de sus últimos 16 encuentros ligueros. El subcampeonato sigue vivo para los hombres de Simeone, quien sabe que tiene premio: un pase a la final de la Supercopa de España de la temporada que viene.

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