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Lewandowski acude al rescate de un Xavi que vuelve a quedar en evidencia (2-1)

El Alavés perdonó la vida con 0-1 en la primera parte. Lewandowski con un excelso cabezazo y de penalti puso el 2-1. Otro desastre táctico de Xavi

El Alavés perdonó la vida con 0-1 en la primera parte. Lewandowski con un excelso cabezazo y de penalti puso el 2-1. Otro desastre táctico de Xavi
Xavi se queda cada día más en cuanto adeptos se refiere | EFE

El Barcelona consiguió salir del brete en el que se metió en Montjuic este domingo en el duelo que le enfrentaba ante un Deportivo Alavés que le pintó la cara en la primera parte. A los veinte segundos ya dejó en evidencia el equipo de Luis García Plaza a un Barcelona que es un meme tácticamente. Su entrenador, Xavi Hernández, comienza a quedarse sin excusas -en las últimas semanas han sido las bajas, en otros partidos el césped o incluso el sol y tras el partido del Alavés culpa del mal juego de su equipo ¡a la prensa por sus críticas!-.

La realidad es que en el 90% de los partidos el técnico rival le da un baño táctico de salida. La preparación de los partidos es muy deficiente y su equipo no juega a nada. Este domingo no fue una excepción y Samu Omorodion puso el 0-1. El delantero africano cedido por el Atlético de Madrid -menudo fichajazo a precio de ganga han hecho los del Cholo- fue una auténtica pesadilla para una zaga culé que fue un auténtico flan durante todo el partido.

El propio Samu perdonó la vida hasta en dos ocasiones al Barcelona mandando al limbo dos mano a mano frente a Ter Stegen.

Tras el descanso reaccionó el Barcelona y Lewandowski acudió al rescate de su entrenador. Puso el empate con un excelso cabezazo tras un buen centro de Koundé y aprovechó el increíble e imperdonable regalo de Abqar, que atropelló de manera surrealista a Ferran en una acción sin peligro dentro del área, para anotar la pena máxima y poner el 2-1 a falta de 13 minutos para el final.

Todo parecía de cara para el Barcelona, pero este equipo es tan pobre tácticamente que ni siquiera con el partido en ventaja fue capaz de tener el control. El Alavés se fue arriba con todo y rozó el empate. Con el pitido final la parroquia azulgrana -que pitó en varias fases del partido a su equipo- respiró aliviada.

El Barça tiene un problema muy serio en el banquillo. Con Xavi Hernández da la impresión de que este equipo no va a ningún sitio.

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