Tras la primera jornada del Portugal Masters, en la que el capitán del equipo europeo de la pasada Ryder cup, José Maria Olazabal ha compartido partido con dos de sus estrellas, Martin Kaymer y Francesco Molinari, hemos podido conversar con él para que nos transmitiera algunas de sus impresiones.
José María, el día no ha sido demasiado satisfactorio, ¿no?
Pues no, estoy teniendo una mala etapa con dos de los palos de la bolsa y eso está representando un lastre importante en el juego.
La última vez que conversamos fue en el pasado Open de España, entonces nos transmitías que con pasar cortes no era suficiente...
La verdad es que sí, yo quiero volver a ser competitivo, estar ahí, y si no todas las semanas, si algunas. Al menos tener opciones. Me reitero, ser competitivo.
José María, ¿cuáles fueron tus sensaciones durante la semana de la Ryder?
Diversas. Muy relajado durante las rondas de prácticas, pero en el momento en que llegó la competición, las tornas cambiaron. Mucha presión, mucha tensión, algo que se ha visto y vivido en todo el mundo, pero a la vez una gran satisfacción...
El resultado se puso muy cuesta arriba
Cuesta arriba no, empinadísimo. Estoy convencido de que la jornada del sábado por la tarde marcó la diferencia, y nos dio alas para luchar, si cabe aún con mas fuerzas, por el título. Fue significativa y fundamental, de no haber sido así hubiera resultado prácticamente imposible. Date cuenta que, de no haber ganado los dos puntos, ellos hubieran estado a un solo partido, y entonces las probabilidades de rehacernos hubieran sido materialmente imposibles.
En cuanto al domingo, qué te voy a contar. Increíble, inmenso, las sensaciones son tantas y tan variadas que es imposible describirlas con palabras...
Te vimos justo antes del putt de Kaymer, con la mirada perdida
Bueno, en ese momento yo estaba en medio de la calle del 18, y por el pinganillo primero me dijeron que Martin se había dejado un putt de unos 9 metros, pero que con dos putt el punto era nuestro, y en principio respiré. Pero cuando me volvieron a decir que se había pasado unos dos metros, el pinganillo se me cayó del oído; luego tras unos minutos de ansiedad, el griterío del público europeo, y la confirmación. En ese momento la alegría era indescriptible, pero aún nos faltaba rematar la faena, lo que conseguimos en el último partido con Francesco. En ese momento fue cuando ya pensé lo hemos conseguido y mirando al cielo le dije una vez más GRACIAS.
Si bien la elección de los jugadores ha sido un auténtico acierto, no es menos cierto que los vicecapitanes que elegiste han sido cruciales. Me imagino que en especial la alegría que aporta Miguel Ángel.
Bueno, podemos decir que estaba repartido. Por un lado la alegría y humor de Miguel Ángel y Darren, que son muy parecidos en eso, y por otro lado la sobriedad de Björn y McGinley, en especial la de Paul; tiene todo anotado, te informa de todo, es un auténtico estudioso, y la verdad es que te ayuda muchísimo. Y por qué no decirlo, la aportación de datos y situaciones que han realizado los cuatro ha sido perfecta.
Por último, José María, ¿qué ha significado para ti tener a Alejandro Larrazábal a tu lado, aparte de ser tu caddie, en esta edición de la Ryder? Le hemos visto casi pegado a ti como una lapa...
Bueno, con Alex existe una complicidad que viene de años estando juntos. Es una persona muy cercana, y con la que puedes compartir tus sensaciones y emociones de una manera diferente que con otras personas, y esto para mí ha sido muy importante.