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Emotiva historia de la triatleta danesa

Camilla Pedersen, el milagro hecho deportista

La triatleta danesa, todo un ejemplo de superación, acaba de ser nombrada Personalidad Deportiva del Año en su país.

La triatleta danesa, todo un ejemplo de superación, acaba de ser nombrada Personalidad Deportiva del Año en su país.
Camilla Pedersen, durante un ironman disputado en Fráncfort en julio de 2013. | Cordon Press

3 de septiembre de 2013. Esbjerg, Dinamarca. Camilla Pedersen, una de las mejores triatletas del mundo a sus treinta años, realiza un duro entrenamiento nocturno sobre su bicicleta en su localidad natal. Su triunfo en el Campeonato de Europa de Ironman en Fráncfort (Alemania) apenas dos meses antes, el 7 de julio, había confirmado las grandes expectativas que existían sobre la nórdica como una de las próximas dominadoras de la larga distancia. Aquel día, la danesa se había exhibido en tierras germanas, en una durísima prueba en la que se impuso tras 8 horas, 56 minutos y 1 segundo, superando los 3.9 kilómetros a nado, 180.2 en bicicleta, y, para concluir, una maratón a pie (42.193 metros). Estaba, sin duda, en el mejor momento de su carrera, dispuesta a superar cualquier reto que se le planteara.

De repente, un grupo de niños cruza la carretera en la que Camilla y algunos compañeros de su club ultiman su tardío entreno. Para mayor fatalidad, los niños no cruzan juntos, sino disgregados. La maniobra evasiva e inesperada de la triatleta termina con un accidente dramático en el que sólo ella está involucrada. Pedersen sale despedida de su bicicleta y se estrella de forma salvaje. Tras un angustioso traslado contrarreloj, los sanitarios logran mantener a la deportista con vida y alcanzar el Hospital Universitario de Odense, a más de 120 kilómetros de donde se produjo el accidente, donde la campeona europea de ironman es rápidamente ingresada en la UCI en estado crítico, con una severa fractura de cráneo y una importante hemorragia cerebral que obliga a los galenos a inducirle el coma bajo ventilación mecánica, con el objetivo de reducir la presión intracraneal que el terrible accidente ha provocado.

Como suele ocurrir en este tipo de accidentes, las primeras horas son cruciales para la deportista, que afronta el mayor y más inesperado reto de su vida. Dentro del estado crítico, se consigue que permanezca estable, pero cualquier mínimo evento puede llevar a un desenlace que nadie desea. Deberá permanecer un mínimo de cinco días en coma inducido antes de que los médicos traten de despertarla. Acostumbrada a heroicos esfuerzos en el agua, montada en bici, o corriendo distancias eternas, Camilla Pedersen deberá afrontar tumbada y sin moverse el momento de demostrar que es una auténtica Ironwoman. Nadie se plantea ahora mismo que la deportista pueda volver a competir. El primer objetivo es sobrevivir. El segundo, hacerlo sin secuelas neurológicas que le impidan realizar una vida normal. Todo lo demás no importa.

Progresivamente, la angustia y la desazón van dando paso a la esperanza. La danesa se mantiene estable, y los médicos, siempre cautos, parecen empezar a mostrar cierto optimismo acerca de su pronóstico. El domingo 22 de septiembre, la luz al final del túnel comienza a hacerse más grande, y el momento en que Camilla respira espontáneamente y abre los ojos por primera vez es una muestra de que la primera batalla está cerca de ganarse, por más que la guerra pueda, y deba, prolongarse en exceso todavía. Apenas es capaz de mantenerse despierta pocos momentos, y se encuentra cansada y aturdida cuando lo consigue. De hecho, en ocasiones piensa que está en Hawai, a punto de iniciar alguna competición. Sin embargo, la noticia es un soplo de aire fresco para sus familiares y compañeros, que intentan ayudar a sufragar el costo tratamiento de rehabilitación que deberá afrontar a partir de ese momento con diferentes acciones por todo el país, como un festival de spinning. Tres semanas después del accidente, el 24 de septiembre, Pedersen es trasladada al Hammel Neuro Center, clínica de referencia en Dinamarca en lesiones neurológicas.

A partir de ese momento, la progresión es imparable. En apenas dos semanas más, tras sufrir arrastrándose sobre las manos y las rodillas, consigue caminar por sí misma, tomar alimentos sin ayuda, e incluso pedalear de forma muy suave con la ayuda de un fisioterapeuta. Quien asiste a la recuperación, se muestra atónito ante lo que ven sus ojos, con una paciente muy segura de sí misma que empieza a pensar que volverá a competir algún día. Sin llegar a mitad del mes de octubre, la triatleta recibe un primer permiso para marchar a casa un fin de semana y continuar allí su impresionante recuperación bajo supervisión. Cada vez parece más garantizado que podrá hacer una vida normal, si bien competir a alto nivel aún son palabras mayores. Y volver al nivel previo al accidente, una quimera.

Sin embargo, una vez alcanzada una recuperación plena, y tras debatirse apenas semanas antes entre la vida y la muerte, Camilla Pedersen no se conforma, y vuelve a iniciar sus entrenamientos en cuanto es mínimamente capaz de hacerlo. A finales de 2013, comienza a montar en bici con normalidad, y en enero de 2014 se traslada a las Islas Canarias para retomar los entrenamientos de natación, inicialmente en piscina. En marzo, concentrada en Lanzarote, ya amenaza con un regreso a la alta competición: "No sé cuánto tiempo tardaré, pero estoy decidida a volver cuando esté bien", declaraba, antes de volver a dejar boquiabierto a todo el mundo.

Y es que el regreso de la campeona europea de larga distancia a la competición se iba a producir antes de que acabara el mes de abril, el día 26, en el Challenge de Fuerteventura, un exigente triatlón compuesto de 1,9 kilómetros a nado, 90 kilómetros en bici, y una media maratón (21,1 km.) a pie en el que, por cierto, participaría (y terminaría abandonando sin alcanzar la meta por problemas musculares), el piloto de Fórmula 1 Jenson Button. Si ya de por sí resulta reseñable el que Pedersen participase en un triatlón apenas siete meses después de que su vida pendiese de un hilo, más aún lo fue el hecho de que su vuelta a la competición terminara con la danesa… en primera posición, tras cuatro horas y media, con más de seis minutos de ventaja sobre la irlandesa Mullan. Como si su lesión hubiese sido un mero esguince de tobillo, Camilla Pedersen volvía al mismo lugar donde estaba cuando entrenaba en Esbjerg a primeros de septiembre de 2013: a ganar triatlones de altísimo nivel.

Tras vencer en sus siguientes cuatro pruebas, el mundo del triatlón empezaba a considerar el retorno de la heroína danesa como una de las mayores gestas de la historia del deporte, algo que podía tener su broche definitivo el 21 de septiembre de 2014, exactamente un año menos un día después de que, en una clínica del norte de Europa, una triatleta desahuciada para volver a hacer su vida anterior, abriera los ojos por primera vez. Ese día se celebrara en Campeonato del Mundo de larga distancia en Weihai (China), compuesto por 4 kilómetros de natación, 120 de bicicleta, y 30 de carrera. La triunfadora volvió a ser la protagonista de esta espectacular historia superación, cuya historia sin duda merece ser contada y conocida por todos, como ejemplo de lo que la fuerza de voluntad es capaz de conseguir.

No es de extrañar, pues, que este lunes, Camilla Pedersen haya sido nombrada Personalidad Deportiva del Año en Dinamarca, en una votación en la que participaron cuarenta atletas del país. Sin duda, un premio más que merecido para una historia casi de ciencia ficción.

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