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Dos hermanos se niegan a luchar entre ellos en el acto más deportivo que se recuerda

La historia tuvo como contexto una competición de lucha canaria. El respeto a las tradiciones y un pacto fraternal, protagonistas.    

La historia tuvo como contexto una competición de lucha canaria. El respeto a las tradiciones y un pacto fraternal, protagonistas.    

Hay códigos, valores y tradiciones en el mundo del deporte y no siempre se respetan, pero cuando eso ocurre, y más en los tiempos que corren, es digno de mencionarse. Hacía mucho tiempo que no se veía un acto de tanta deportividad como el que se vio el pasado fin de semana en la final de lucha canaria de la Liga Cabildo de Gran Canaria.

Dos hermanos fueron los protagonistas de una historia de tradiciones y promesas cumplidas sin importar lo que hubiese en juego. Álvaro e Ismael, Pollo de Moya III y Pollo de Moya IV, como son conocidos en el mundo de la lucha canaria, forman parte de los dos equipos que llegaron a la gran final del torneo. El campeón saldría del último duelo entre el Estrella y el Unión Gáldar, pero los únicos que quedaron en pie fueron los dos hermanos.

La afición quería una pelea morbosa entre dos familiares que se iban a jugar el título combatiendo entre ellos, pero no sucedió nada de eso porque los dos se negaron a luchar entre sí. La historia es sencilla. Antes de empezar la temporada, Álvaro e Ismael comentaron a sus respectivos equipos que nunca lucharían entre ellos independientemente de lo que hubiese en juego y ese pacto era innegociable.

La tradición en la lucha canaria dicta que el menor debe levantar la mano del mayor sin luchar con él y así sucedió. El pacto fraternal se llevó a cabo sin importar lo que estuviese en juego. Las lágrimas de ambos están recorriendo las redes sociales y el aplauso que recibieron por parte de la grada es más que merecido por cumplir con la promesa que ambos hicieron antes de empezar la temporada. Un gesto así bien merece un gran reconocimiento.

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