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El adiós a Guillem Timoner, el primer gran ciclista español

Fue el primer ciclista español en proclamarse campeón del mundo. Título que repitió en seis ocasiones. Ayer, nos dejó a los 97 años.

Fue el primer ciclista español en proclamarse campeón del mundo. Título que repitió en seis ocasiones. Ayer, nos dejó a los 97 años.
Guillermo Timoner. | EFE

Ayer nos sobrecogíamos al conocer el fallecimiento de Guillem Timoner. No tanto por su edad -97 años- sino por el inmenso legado que deja. Es, sin duda, uno de los más grandes deportistas que ha dado nuestro país en toda su historia. No en vano, se trata del primer ciclista campeón del mundo. Título que repetiría hasta en seis ocasiones. Sí. Guiem Timoner fue seis veces campeón del mundo, cuando entonces pocos españoles podían atreverse siquiera a soñarlo. Gloria eterna.

Una bicicleta por cuidar un cerdo

Guillem Timoner Obrador nacía en Felanitx, Mallorca, el 24 de marzo de 1926. En una época en la que, a diferencia de ahora, los deportistas baleares de élite escaseaban. El simple hecho de dar el salto de la isla a la península era mucho más complicado de lo que podamos imaginar hoy día. En todos los sentidos.

Pero entonces llegó él. Guillem Timoner. Encabezando una generación brillante de ciclistas de pista, uno de los deportes de mayor tradición –si no el que más- en aquellos momentos en Mallorca.

Aunque no le sería nada sencillo.

A Timoner la afición al ciclismo le vino desde pequeño. Eran muchos sus vecinos y amigos mayores a los que veía con una bicicleta y él anhelaba poder llevar una. En su casa no lo veían tan bien, pues necesitaban de su ayuda en el trabajo familiar.

Tanto es así que al pequeño Timoner le encomendaron cuidar y engordar uno de los cerdos que tenía la familia para poder venderlo. Si lo conseguía, con el dinero sacado le comprarían una bicicleta. Ni que decir tiene que Timoner lo hizo con esmero, con tal de poder cumplir su sueño.

Y así, con apenas 12 años, llegó su primera carrera, en una localidad cercana a su Felanitx natal. Siendo mucho más pequeño que sus rivales, demostró que tenía un don. Ganó la carrera.

Durante años compaginó el ciclismo de carretera con el de pista, logrando su primer campeonato de España a los 17 años en la modalidad de medio fondo tras moto. La especialidad donde más brilló. Pero decir sólo eso sería quedarse corto, porque Guillem Timoner ganó nada menos que 27 campeonatos de España, en todas las modalidades: velocidad, persecución, americana… y también brilló en carretera, consiguiendo victorias de etapa en la Vuelta a Mallorca, la Vuelta a Andalucía, o la Vuelta a Valencia.

Quedará la duda de qué hubiera sido de él de haberse centrado más en el ciclismo de carretera. Una elección que, afirma, siempre fue suya. Pero no hay duda de que en su apogeo estaba entre los mejores. "Timoner en aquella época era como el Nadal de ahora", dice Joan Serra, exdirector de la Federación Española de Ciclismo, en el documental que IB3 Televisió le dedicó a Timoner.

Estrella mundial

La eclosión de Timoner llegaría en 1955. Aquel año, no sin inmensas dificultades, acudió al campeonato del mundo de ciclismo de pista. Y hablamos de dificultades no por tiempos ni resultados, sino porque entonces el deporte era muy diferente a ahora, y enviar a un deportista a un campeonato del mundo era muy costoso. De hecho, la federación de ciclismo rechazó inicialmente participar, y no fue hasta la aparición de un patrocinador mallorquín que finalmente Timoner pudo competir.

Y en aquellas difíciles condiciones, en soledad, sabiendo que quizá lo que le esperaba no era aquello por lo que había luchado, y tras un gran esfuerzo, Guillem Timoner se llevó la victoria en Milán. Se convertía así en el primer ciclista español campeón del mundo.

En 1959 y 1960 volvería a proclamarse campeón del mundo. En Amsterdam primero y en Leipzig después. Guillem Timoner era una gran estrella a nivel Mundial.

Pero cuando mejor estaba, cuando era todo un icono en el mundo del ciclismo, llegó el peor momento de su carrera: una gravísima lesión en los Seis Días de Madrid. Un brazo roto, y el implante de un hueso de la cadera. Siete meses estuvo enyesado prácticamente en todo el cuerpo.

Obviamente, no pudo defender el título de campeón del mundo de 1961. Un momento muy duro para él, como relata su hija Gary en el documental mencionado de IB3: "El día de la final, aún en la cama, le dijo a mi madre: ponme el jersey de campeón del mundo como puedas. Juntos escucharon la carrera en la radio, y cuando terminó le dijo ‘ahora ya me puedes quitar el jersey, porque ahora ya no soy campeón’.

Tras más de un año sin poder montar en una bicicleta, Timoner volvió. A pesar de las reticencias de los médicos, que incluso le dijeron a su mujer que tratara de convencer a Timoner de que no lo hiciera. Pero nada se lo iba a impedir.

Y volvió a ser el más grande. Como él mismo reconoce, en las primeras carreras hizo el ridículo, e incluso los patrocinadores le sugirieron que no corriera más así, porque podía manchar su gran reconocimiento.

Pero no había pasado ni un año, y Timoner volvía a proclamarse campeón del mundo. Lo hizo de nuevo en Milán en 1962. En 1964 repetiría título, en París, y al año siguiente, en 1965, conseguía su sexto campeonato del mundo. No había duda. Era una leyenda no sólo del ciclismo español, sino mundial.

Esa constancia, esa mentalidad fue lo que le permitió regresar de una lesión de la que probablemente no se habría recuperado nunca, a volver a ser el mejor ciclista del mundo. La misma que, casi 20 años después de su gran título, le hizo volver a competir porque echaba de menos la bicicleta, y con 58 años, ante ciclistas de 20 y 30 años, volver a proclamarse campeón de España.

En sus últimos días, Timoner seguía corriendo en bicicleta. En casa. Con un rodillo. Y delante de un espejo que colocó adrede porque, confiesa, "yo nunca vi correr a Timoner, y era una lástima".

Ayer dejó de rodar. Dejó de latir. Se marcha un gran campeón, y una gran persona, como atestiguan los múltiples mensajes de recuerdo y duelo llegados desde múltiples rincones. Guillem Timoner fallecía a los 97 años. Dejando atrás una vida de campeón, de leyenda, de seis veces campeón del mundo, pero también de valores, de superación, de luchar por lo que uno ama, y de conseguir el éxito.

"Cuando me preguntan si me hice rico con el ciclismo, respondo ‘sí, pero no de dinero’. Porque si fuera de dinero, os enseñaría un billete, y otro, y otro, y lo veríais todo igual. En cambio, yo puedo contar que corrí en París, que corrí en Amsterdam, que corrí en Alemania, que corrí en Buenos Aires, que corrí en Canadá, puedo contaros que me casé con una mujer de la que me enamoré… Tengo una riqueza que un rico de dinero no tiene. Porque el dinero es un papel que está marcado, pero que se puede quemar. Sin embargo, todo lo que has conseguido con tu sudor, con tu trabajo, eso no se borra nunca. Eso queda. Y eso es la vida".

Así concluye el documental de IB3 Televisió, y en el que tuve el placer de participar. Así, concluye su vida. La vida del primer gran campeón del ciclismo español.

Descanse en paz.

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