L D (Agencias) Nadal y Chela se han enfrentado dos veces en el circuito, ambas en 2004, con una victoria para cada uno. El español ganó en Stuttgart y el argentino en el Masters Series de Cincinnati.
Nadal, cuyo juego está creciendo paulatinamente sobre el desierto californiano, es consciente de la oportunidad de apuntarse un torneo en el que año pasado alcanzó las semifinales después de la eliminación de Federer, el gran favorito. El manacorí, que no juega una final desde que lo hiciera el pasado verano en Wimbledon, mostró la fiabilidad de antaño ante un cabizbajo Ferrero, quien pudo acusar el sobreesfuerzo realizado ayer ante el argentino José Acasuso, al que ganó después de recuperar tres bolas de partido.
Nadal había perdido su último enfrentamiento con el de Onteniente, el pasado año en el Masters Series de Cincinnatti, pero poco le importó. El balear sólo tardó dos juegos en recuperar la frescura y la dinamicidad que le han llevado al éxito. En su primer servicio recuperó dos bolas de 'break' y ahí acabó el partido. Ese saque sirvió de punto de inflexión para Ferrero, que desde entonces se vio batido por piernas y por juego.
El de Manacor se convirtió entonces en una apisonadora, con una excelente fiabilidad con su servicio y muy agresivo desde el fondo. Once ganadores firmó Nadal, por los tres de Ferrero, y sólo cinco errores en su casillero, unas estadísticas demoledoras en el primer set para pensar en la posibilidad de hacer frente al segundo jugador mundial.
Ferrero ya no pudo anotarse un servicio y Nadal cerró la primera manga con un clarificante 6-1. El de Onteniente ya no se levantó, bajó los brazos y asistió al despliegue del balear, quien sumó juego tras juego, hasta once consecutivos, para alcanzar el definitivo 6-1 y 6-1.