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CAÑIZARES SIGUE COMO MEJOR ESPAÑOL

Oosthuizen acaricia la Jarra de Plata en St. Andrews

El sudafricano Louis Oosthuizen se mantiene como líder del Abierto Británico de golf, tercer torneo de Grand Slam de la temporada, tras la disputa de la tercera jornada. Aventaja en cuatro golpes al inglés Paul Casey y en siete al alemán Martin Kaymer.

Oosthuizen conserva el liderato, aumentado hasta 15 bajo par; el inglés Paul Casey es segundo a 4 golpes, el germano Kaymer lleva una desventaja de 7 y Alejandro Cañizares, hijo del mítico José María Cañizares, se ha situado en la cuarta plaza a 8, con opciones de plantar batalla y aspirar a la famosa Jarra de Plata si soporta la presión, el juego le acompaña y los dioses no le abandonan.

Es cierto que para que Cañizares cumpla el sueño precisa de un desplome en la jornada final de Oosthuizen, que se mantiene sólido, y de Casey, ambos en un escalón superior en la clasificación. Pero la presión que ejercen los majors en sus desenlaces y las trampas de St. Andrews pueden trastocar ese orden vigente.

El anhelo de Cañizares es superlativo, pues este pequeño trofeo en tamaño, pero de enorme simbología, tan sólo ha sido levantado por un español en su larga historia. Fue el gran Seve Ballesteros, uno de los mejores deportistas alumbrados en nuestro país. El cántabro conquistó el Abierto Británico tres veces. La primera de ellas con sólo 22 años, en 1979, y la tercera y última cuando ya tenía 31, hace ya 22 veranos.

Pasados esos episodios de gloria, la sequía permanece para el golf español en cuanto al Abierto Británico se refiere, ya que José María Olazábal conquistó dos títulos de Grand Slam en Augusta, el último en abril de 1999. Por lo tanto, ningún español en los últimos 11 años ha ganado torneo alguno de Grand Slam, que son los que dan la gloria, y Seve acabó su trilogía británica hace 22.

Exceptuando la gran ocasión que desperdició Sergio García en 2007 en Carnoustie, al perder el Abierto Británico en un desempate con el irlandés Padraig Harrington, recuperar la leyenda está en manos de Cañizares, un madrileño de 27 años aunque afincado desde joven en Andalucía. El camino de Cañizares en St.Andrews, sin embargo, ha sido un tormento, que felizmente fue superando paso a paso. A sus magníficos 67 golpes iniciales le siguió un viernes infernal. Fue uno de los damnificados por el frío y el viento, que le obligaron a posponer en el hoyo 13 su final de trayecto.

El despertador sonaba para Alejandro a las 4.15 de la madrugada. Con sólo cinco horas de sueño, el golfista español regresaba al campo para acabar el trabajo. Cañizares no lo pudo hacer mejor (71 golpes). Se situó en el grupo de cabeza, con el remate final del birdie en el mítico hoyo 18. El joven español mantuvo esas sensaciones seguidamente, pese al insistente viento de casi 40 kilómetros hora, para firmar 71 golpes en su tercera vuelta y después de 16 horas en la hierba de St. Andrews.

El sábado fue largo, larguísimo para este joven valor del golf hispano que ganó su primer y único torneo como profesional a los tres meses de obtener el carné (Open de Rusia) y que le permite soñar con una gesta que sólo Ballesteros pudo conseguir por última vez hace algo más de dos décadas.

Para la jornada final, los dos grandes ases del golf mundial han perdido toda opción al título. Tiger Woods jugó por segundo día consecutivo sobre el par del campo (73 golpes) y su distancia con la cabeza es insalvable, mientras que Phil Mickelson por fin presentó una tarjeta digna (70 golpes) aunque tardía para aspirar a desplazar al californiano del liderato mundial.

Las mejores bazas han pasado a manos de Oosthuizen, y de los mejores europeos del momento (Casey, Stenson, Kaymer, Westwood) que siguen plantando cara al poder que ejerce el golf estadounidense. El golf europeo sigue, pues, de enhorabuena.
 

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