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Owen se ejercita en solitario en su primer entrenamiento como jugador del Real Madrid

El último galáctico de Florentino Pérez, el delantero inglés Michael Owen, ha protagonizado un estreno difícil en su primer día de entrenamiento con sus nuevos compañeros del Real Madrid, con los que la barrera del idioma le ha impedido la comunicación. Salvo por la compañía de su compatriota David Beckham, el hasta ahora jugador del Liverpool ha pasado en solitario, pensativo y expectante su debut como madridista.

El último galáctico de Florentino Pérez, el delantero inglés Michael Owen, ha protagonizado un estreno difícil en su primer día de entrenamiento con sus nuevos compañeros del Real Madrid, con los que la barrera del idioma le ha impedido la comunicación. Salvo por la compañía de su compatriota David Beckham, el hasta ahora jugador del Liverpool ha pasado en solitario, pensativo y expectante su debut como madridista.
L D (EFE) Era el primer día de clase del "nuevo alumno". Owen mostraba la misma cara de un niño que vuelve al colegio tras las vacaciones. Comenzó conociendo a sus nuevos compañeros en el vestuario de La Ciudad del Fútbol de Las Rozas, recibido por su nuevo entrenador, José Antonio Camacho.

Estrechó la mano del capitán, Raúl González, y uno a uno se presentó a grandes futbolistas como Zinedine Zidane o Luis Figo. Sólo faltaban los brasileños Roberto Carlos y Ronaldo y el argentino Walter Samuel. Minutos más tarde, era el único de los internacionales que se incorporaban a los entrenamientos, que se calzaba botas de fútbol. Owen no sabría que le esperaba una sesión de recuperación, y acompañado de Raúl, Helguera, Morientes, Míchel Salgado y Beckham, corrió suave junto al preparador físico, Fernando Gaspar, durante 30 minutos.

Owen no perdía de vista a Beckham. Corrió a su lado, dialogando y dejando sonrisas en su conversación. Sin él, mostraba su timidez. La suave sesión concluyó y el nuevo delantero madridista no se atrevía a pedir una botella de bebida isotónica guardada entre hielos en un carrito transportable. Esperó a ver que hacía el resto de internacionales. Todos observaban los partidos de reducidas dimensiones que realizaban el resto del equipo. Ninguno tenía sed. Tras diez minutos de espera en solitario, detrás de una portería, Owen se acercó a Beckham que jugueteaba con Raúl intentando hacerse túneles con el balón, y solucionó el problema cuando su compatriota le enseñó entre risas a pedirlo.

Minutos más tarde, Becks se marchaba tras Raúl y Morientes al vestuario. Dejaba solo a Owen y Míchel Salgado intentaba intercambiar alguna palabra para hacerle más fácil su primer día. No tardó en coger el camino de la ducha y saludar a los cerca de mil aficionados que gritaban su nombre desde la grada. Terminó haciéndose las primeras fotos oficiales con su nueva camiseta, esas que se cansará de firmar a los aficionados madridistas durante la temporada. Será este viernes cuando Owen se una al grupo y trabaje al mismo ritmo. Seguro que con el balón en los pies, la timidez la dejará de lado y con el lenguaje universal del fútbol, la comunicación con sus nuevos compañeros será más fluida.

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