L D (EFE) Robredo, en plena carrera hacia la clasificación para la Copa Masters de Shangai, tuvo que realizar un esfuerzo extra en cada una de las mangas para equilibrar una situación que en ambos casos fue adversa. Cedió un saque a las primeras de cambio y fue a remolque. Llegó a salvar un punto de set en el primer parcial.
Tuvo una buena reacción el español, que efectuó un break en el momento adecuado de cada manga, resueltas en el desempate. Tmmy Robredo fue más regular que su rival, con el que mantenía el equilibrio en los duelos particulares. Dos enfrentamientos previos y un triunfo para cada uno, aunque no se midieron desde el Masters Series de Canadá de 2004, donde venció el argentino.
El español ha ganado dos torneos este año. Su primer Masters Series en Hamburgo y en Bastad, lo que le han impulsado a la parte noble de la clasificación. Más lejos está Chela, verdugo de Moyá en la sesión inicial, que mira ahora a París y, especialmente, a la final de la Copa Davis que su equipo va a disputar ante Rusia en Moscú.
El peor partido de David Ferrer
Quien ya ha arrojado prácticamente la toalla para Shangai es David Ferrer, batido por el británico Tim Henman. El discípulo de Javier Piles salió tan decepcionado por esta derrota que llegó a admitir que había sido "uno de los peores partidos" de su vida, a pesar de que el de Oxford es uno de los mejores voleadores del circuito y se mueve en estas superficies, casi tan bien como el suizo Roger Federer.
Espectacular regreso de Federer a Madrid
Precisamente, el regreso del número uno del mundo a Madrid no ha podido ser más espectacular al destrozar al chileno Nicolás Massú, finalista en 2003, por 6-3 y 6-2, y avanzar a los octavos de final. Tres años después de ser apeado en las semifinales por Juan Carlos Ferrero, el suizo ha hecho realidad el sueño de miles de madrileños que han corrido en masa para ocupar sus localidades en el Telefónica Arena, ansiando comprobar la magia del número uno en directo.
Y Federer no defraudó en su debut, a pesar de la oposición inicial del campeón olímpico de Atenas, que se dejó la piel en un intento inútil de frenar el soberbio toque del jugador de Basilea, sus inalcanzables contrapies, y sobre todo esa rapidez mental a la hora de cambiar el ritmo de la jugada con la que suele dejar en ridículo a sus rivales. Por algo Federer lleva ya nueve torneos este año, y entre ellos tres Grand Slams, Abierto de Australia, Wimbledon y US Open. Por algo es capaz de jugar sin tener que recurrir a su técnico, el australiano Tony Roche, o incluso permitirse el lujo de entrenarse el primer día con su novia, la ex jugadora Miroslava Vavrinec. Su potencial es tan alto que puede concederse todo esto y algo más.
Federer se hizo con el primer set en tan sólo 42 minutos, salvando las dos únicas ocasiones de ruptura que tuvo Massú en el noveno juego, y acabó el partido con su saque intacto, en una hora y 25 minutos, eso sí después de que Massu salvase dos puntos de partido. Ahora el suizo ya metido en faena se enfrentará en octavos con el ganador del partido de este miércoles entre Ferrero y el sueco Robin Soderling.