L D (EFE) El Grupo Santander había comunicado a la CNMV, junto con otras entidades, su adhesión a la guía de procedimientos publicada el pasado julio por el organismo rector, en la que se daban una serie de recomendaciones para aumentar y mejorar la información que reciben los clientes sobre las "características, rentabilidad y riesgo" de los distintos tipos de productos financieros.
El manual del Santander clasifica los productos financieros en tres categorías (verde, amarillo y rojo) según su complejidad y su grado de riesgo, y divide a los clientes en tres grupos (A, B y C) según procedan de banca privada, personal o de particulares.
El objetivo de estas categorías es identificar a cada grupo de clientes con aquellos productos financieros que mejor se ajusten a sus características, conocimientos financieros o al riesgo que estén dispuestos a asumir, añade el manual. Por ejemplo, la entidad considera que los productos verdes (acciones, fondos de inversión garantizados o valores de renta fija) se podrán vender a cualquier cliente, pues son adecuados para los tres grupos. Los productos amarillos (de riesgo intermedio) podrán ser ofrecidos a clientes de banca privada y personal, y también a los de banca comercial si los empleados lo consideran apropiado y el cliente firma un documento en el que consta su conformidad con la información recibida.
Por último, los productos rojos, que son los de mayor complejidad como los warrants y los más arriesgados como los fondos de renta variable, podrán destinarse a los clientes de banca privada y "eventualmente" a los de banca personal si así lo deciden los comerciales de la entidad. Los productos rojos no podrán ser ofrecidos a los clientes minoristas en ningún caso, salvo que ellos mismos lo soliciten y firmen un formulario en el que manifiestan haber pedido por iniciativa propia esa inversión.
El manual del Santander clasifica los productos financieros en tres categorías (verde, amarillo y rojo) según su complejidad y su grado de riesgo, y divide a los clientes en tres grupos (A, B y C) según procedan de banca privada, personal o de particulares.
El objetivo de estas categorías es identificar a cada grupo de clientes con aquellos productos financieros que mejor se ajusten a sus características, conocimientos financieros o al riesgo que estén dispuestos a asumir, añade el manual. Por ejemplo, la entidad considera que los productos verdes (acciones, fondos de inversión garantizados o valores de renta fija) se podrán vender a cualquier cliente, pues son adecuados para los tres grupos. Los productos amarillos (de riesgo intermedio) podrán ser ofrecidos a clientes de banca privada y personal, y también a los de banca comercial si los empleados lo consideran apropiado y el cliente firma un documento en el que consta su conformidad con la información recibida.
Por último, los productos rojos, que son los de mayor complejidad como los warrants y los más arriesgados como los fondos de renta variable, podrán destinarse a los clientes de banca privada y "eventualmente" a los de banca personal si así lo deciden los comerciales de la entidad. Los productos rojos no podrán ser ofrecidos a los clientes minoristas en ningún caso, salvo que ellos mismos lo soliciten y firmen un formulario en el que manifiestan haber pedido por iniciativa propia esa inversión.