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Europa y EEUU destinan 155.000 millones a la energía "verde"

Aunque los líderes políticos defiendan que las inversiones en renovables (vía subvención) crean puestos de trabajo, la economía verde destruye empleo. A pesar de ello, Europa y EEUU destinan al año 155.000 millones de dólares a inversiones "verdes" con este pretexto.

Aunque los líderes políticos defiendan que las inversiones en renovables (vía subvención) crean puestos de trabajo, la economía verde destruye empleo. A pesar de ello, Europa y EEUU destinan al año 155.000 millones de dólares a inversiones "verdes" con este pretexto.

LD (Lorenzo Ramírez) El pensamiento único mundial defiende a capa y espada el uso de energías renovables, a pesar de su ineficiencia económica y del lastre que supone para el mercado laboral. Las inversiones en energías renovables superaron en 2008, por primera vez en la historia, a las destinadas a combustibles fósiles, y totalizaron 155.000 millones de dólares, según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUD).

Desde que el ex presidente de EEUU, Al Gore, se lanzó a su campaña de propaganda con el documental “Una verdad incómoda”, los únicos beneficiados son las empresas que reciben subvenciones, a costa del bolsillo de los ciudadanos.

La crisis financiera ha supuesto un obstáculo para este tipo de empresarios, porque su negocio no depende de su buen hacer, sino de los contactos que tengan con los representantes políticos que reparten las ayudas (a costa de subir impuestos y elevar los precios energéticos).

De repente las prioridades inmediatas de los gobiernos han cambiado y ya no es tan vital seguir inyectando fondos para estas energías “verdes”, excepto para España y EEUU.

Los gobiernos europeos están comprobando cómo las subvenciones que han aprobado durante los últimos años para estimular la producción de energías renovables no repercuten en la misma medida en la creación de puestos de trabajo.

Más bien todo lo contrario, como puso de manifiesto un estudio de la Universidad Rey Juan Carlos que revela que cada “empleo verde” ha necesitado subvenciones por valor de 571.138 euros desde 2000 en España.

De hecho, por cada trabajo creado en España en las renovables ha destruido un promedio de 2,2 empleos en el resto de la economía. Este informe ha llegado hasta la Casa Blanca y, aunque el presidente Obama lo rechaza, el “ecologista” Bill Clinton ha admitido recientemente que el enfoque es correcto: la energía “verde” destruye empleo.

El diario británico Financial Times se suma a este análisis y en un reportaje publicado este miércoles explicaque la caída en la demanda de energía y el traslado de las fábricas que producen componentes para la industria eólica y solar a países como China o la India hacen que se empiece a cuestionar este tipo de políticas, según informa Efe.

Europa se convirtió en el centro de la producción de componentes para las energías renovables del mundo, gracias sobre todo a que los gobiernos europeos invirtieron millones de euros en subvenciones para animar tanto a empresas públicas como a quienes tenían una vivienda en propiedad para adoptar esta tecnología.

Así se consiguió que el mercado europeo de renovables fuera el mayor del planeta, algo que está cambiando después de que Estados Unidos y China hayan comenzado a sobrepasar a Europa tanto en generación de energía "verde" como en producción de componentes relacionados con esta industria, añade el rotativo británico.

El propio director de la Agencia Internacional de Energía, Nobuo Tanaka, admite que es "inevitable" que la fabricación de estos componentes -empleados principalmente en la construcción de paneles solares y de turbinas- se traslade a China o incluso a la India.

Buen ejemplo de ello es la compañía Vestas, una de las más importantes del mundo en el sector de la producción de turbinas, que decidió recientemente cerrar sus plantas en el Reino Unido para invertir en China y EE.UU.

El caso de la alemana Q-Cells es también paradigmático, ya que ha abierto una nueva línea de producción en Malasia, mientras que su rival Solar World's cuenta con un tercio de sus trabajadores empleados en plantas localizadas en Estados Unidos.

Algunos expertos apuntan a que el único modo de que los efectos positivos del uso de energías renovables repercutan también en el mercado de trabajo es la implementación de un sistema de "fijación de límites máximos e intercambio de los derechos de emisión de CO2".

Líderes de todo el mundo como el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso; el primer ministro británico, Gordon Brown, o el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ven así cómo se tambalean sus previsiones sobre la generación de "millones de puestos de trabajo" relacionados con las energías renovables que ayudarían a superar la crisis económica.

El mito del empleo verde: siga al dinero

El doctor en Economía, profesor asociado en la Universidad Rey Juan Carlos y presidente del Instituto Juan de Mariana, Gabriel Calzada (uno de los autores del estudio que cuestiona el empleo “verde”) recuerda en Expansión que un grupo de economistas han defendido públicamente las bonanzas de las renovables para crear empleo, aunque sus motivos son interesados.

Los firmantes tienen una procedencia muy variada: desde reguladores que implantaron este sistema hasta miembros del movimiento radical ecologista, pasando por empleados de las propias empresas auxiliadas. Pero pese a la disparidad de orígenes, presentan un rasgo común: todos pertenecen al gremio que sale beneficiado de las ayudas que defienden.

 “Las regulaciones que establecen precios artificiales a través del BOE, las que obligan a aprovisionarse con determinadas fuentes energéticas o las que garantizan la revisión de tarifas para cubrir los precios superiores derivados de la adquisición forzosa de estas energías son también formas de asegurarle a un sector los recursos escasos que el libre mercado habría dedicado a otras actividades que los españoles consideran más importantes”, explica Calzada.

De esta forma, cuando una industria necesita de la regulación, de las garantías públicas y de las compras y conexiones forzosas, es porque esa industria está incurriendo en un coste superior al valor que genera. “Para entender esto no debería ser necesario ni siquiera haber aprobado un parcial de primero de Economía”, añade el doctor.

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