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Las sombras que rodean la fusión entre Unicaja y Caja de Jaén

Se conoce por "arbitrariedad" el proceder contrario a la justicia, la razón o las leyes, dictado solo por la voluntad o el capricho. La sospecha de la arbitrariedad recae sobre las cajas de ahorros andaluzas, ocupadas por el PSOE.

La sospecha de la arbitrariedad recae sobre las cajas de ahorros andaluzas, ocupadas por el PSOE, menos una, a raíz de las elecciones municipales de 1983, ocupación apuntalada jurídicamente por la nueva Ley de altos cargos de las Cajas de 1985. 

Desde entonces, la voluntad política, con o sin escándalos, ha predominado sobre la gestión profesional una vez "expropiados" de forma inmisericorde los impositores y los fundadores en una desamortización financiera que aprovecharon los ayuntamientos regidos mayoritariamente por el PSOE, primero, y luego, también, por la Junta de Andalucía.

¿Es la fusión de Unicaja con Caja Jaén una fusión "profesional" y necesaria u obedece al capricho político de un PSOE necesitado de lavar la imagen del desastre de Caja Castilla-La Mancha (CCM) y/o a la voluntad de un gestor intocable, Braulio Medel, por perpetuar su poder en la nueva Caja y evitar su jubilación forzosa en el próximo otoño?

Acerca de la arbitrariedad reinante en las cajas andaluzas hay hechos a puñados para demostrarla, pero quizá destaca la pretendida fusión de Unicaja, una de las cajas más valoradas por su equilibrio y su razonable gestión, con CCM, antes incluso de conocer de qué magnitud era el agujero de la entidad manchega.

Tanto Chaves como Zarrías, con el ya tradicional silencio de Griñán, defendieron entusiásticamente aquella fusión, no porque fuera buena para Unicaja ni para sus impositores andaluces o los andaluces en general, sino porque era extraordinaria para el Partido Socialista.

La operación CCM

Se trataba de evitar un bochorno escandaloso al PSOE de Castilla-La Mancha, cómplice forzoso de la situación de caos de su entidad financiera, al frente de la cual estaba, nada menos, que el destacado socialista Hernández Moltó, que acusó pública y, para algunos, vilmente, a Mariano Rubio, ex gobernador del Banco de España en el célebre escándalo de Ibercorp.

Igualmente, se trataba de impedir que Zapatero pasara a la historia, como va a pasar, como el primer presidente de la historia democrática de España que tuvo que rescatar a una caja de la ruina. Una entidad, además, regida por un socialista en una región gobernada por socialistas desde hace 30 años. Dicho de otro modo, lo esencial, lo real, lo único es el PSOE, y todo lo demás son elementos a su servicio.

El fin, el PSOE, justifica todos los medios, incluso, como se vio en el caso de Chaves, el sacrificio de una de las mejores cajas andaluzas en el altar del credo partidario. Sin razones, sin datos, sin balances, sin conocimiento. Primero se aprobó el muñeco y luego se trató de vestirlo. Pero en este caso, el muñeco era diabólico y el mal se produjo de todos modos.

Ahora se trata de la fusión de Unicaja con la Caja de Jaén. Una caja reciente, penetrada por el PSOE hasta el tuétano, puesto que fue la Diputación de Jaén, en manos de los socialistas desde 1979, la que fundó la entidad poco después. ¿De qué se trata con esta supuesta fusión?

Por una parte, está el interés de la Junta de Andalucía y del mudo Griñán en recuperar el discurso de la Caja Única andaluza después de haber practicado lo contrario en el caso de la entidad castellano manchega. Dada la falta de memoria del personal ciudadano, es bien sencillo convencerle de que lo de CCM fue una cuestión de solidaridad interregional y que Andalucía fue la única región que se aprestó a la ayuda mutua en un gesto sacrificado y honesto. Pero nadie responde, profesional o cabalmente, a la cuestión de por qué Caja Jaén y no Caja Granada, o Cajasol, o Cajasur.

Medel, el eterno

Y por otro lado, está don Braulio Medel, el eterno, como se le va conociendo ya en el mundo de las cajas andaluzas y españolas. Este verano tendría que producirse, y se producirá si esta fusión imprevista no lo remedia, su relevo al frente de Unicaja porque su período en el cargo tiene que acabar necesariamente.

Pero, claro, si con su concurso impagable, el PSOE recupera el hilo del discurso perdido y aparece una nueva entidad, nada ni nadie impedirá que el "eterno" sea elegido como nuevo presidente de la nueva Caja. ¿Quién con más sabiduría y pericia para dirigirla que quien lo ha hecho durante años en Unicaja y está en los entresijos de la fusión?

Lo que se echa en falta es un análisis técnico-financiero y económico de qué beneficios sacan ambas cajas, qué ventajas obtienen sus impositores y demás protagonistas internos y cuál es su repercusión para la economía andaluza. De lo contrario, son justas las sospechas de improvisación y arbitrariedad.

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