LD (L. Ramírez) La publicitada filosofía Made in Spain del ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián, pede tener efectos devastadores sobre la industria importadora española si los ciudadanos siguen su recomendación: dejar de comprar productos extranjeros para así revitalizar las empresas nacionales.
Esta recomendación ya fue efectuada por Sebastián durante la pasada campaña navideña, cuando aconsejó a los padres y madres españolas que compraran juguetes de marcas nacionales, en lugar de adquirirlos a compañías extranjeras, aunque en algunos casos los productos foráneos tuvieran más calidad o menor precio.
Pero este miércoles, el ministro ha ido más allá y ha pedido que cada ciudadano sustituya el consumo de 150 euros de productos extranjeros por el de productos Made in Spain para evitar la destrucción de 120.000 empleos.
Sebastián aseguró que para evitar que se pierdan esos puestos de trabajo bastaría con que cada ciudadano sustituya en su cesta de la compra productos o servicios importados por nacionales por valor de 150 euros al año, el equivalente a un abrigo, los juguetes de Navidad o un viaje de fin de semana.
"Estamos pidiendo que en el hábito de consumo se introduzca el factor español", afirmó el ministro durante un desayuno con la Asociación de Periodistas de Información Económica (Apie), en el que parafraseó al ex presidente de EEUU John F. Kennedy para pedir que cada uno se pregunte "qué puede hacer por el país" en lugar de lo que puede hacer el país por el ciudadano
Sebastián explicó que durante 2009 el consumo caerá en torno al 1,5%, lo que equivale a cerca de 7.000 millones, y que si este descenso correspondiese enteramente a productos españoles la destrucción de empleo rondaría los 120.000 puestos de trabajo.
Las importaciones no energéticas generan un saldo equivalente al 19% del PIB
Este cálculo peregrino realizado por Sebastián carece de fundamentos técnicos y económicos, ya que no se puede establecer una relación directa entre la caída estimada del consumo por el Gobierno y el empleo que se genera en el sector, y mucho menos pretender que con el desembolso de 150 euros por persona a empresas españolas se salva la industria nacional.
En lugar de premiar la calidad y el precio de los bienes y servicios, Sebastián prefiere apostar por el proteccionismo y emplaza a las familias a comprar productos basándose sólo en la premisa de que sean españoles. El ministro olvida que las empresas importadoras generaron un saldo de 241.942 millones de euros entre enero y octubre de 2008, lo que equivale al 24% del PIB.
Bien es verdad que un gran porcentaje de las importaciones españolas las realizan empresas energéticas, por lo que no sería justo incluirlas en el cálculo al no existir la posibilidad de comprar, por ejemplo, petróleo o gas que tengan su origen en España. Sin estos bienes energéticos, el saldo generado por las empresas importadoras es de 192.457 millones de euros, lo que equivale al 19% del PIB.
100.000 empresas se dedican a la importación
Atendiendo a la estructura del tejido empresarial de la actividad importadora en España, existen unas 100.000 compañías que compran productos del exterior, de las que un 90% son pequeñas y medianas empresas (pymes). La medida proteccionista que proclama Sebastián afectaría al negocio de estas empresas y, por lo tanto, también al empleo, pero el ministro se olvida de comentar esto cuando defiende su iniciativa Made in Spain.
Por regiones, Cataluña es la comunidad autónoma que aglutina un mayor número de compañías importadoras (el 28,5%) del total, seguida por Madrid (21,3%), Valencia (14,9%) y Canarias (12%), según los datos de la secretaria de Estado de Comercio. El saldo medio de volumen de negocio por cada empresa es de 2,07 millones de euros.
En cuanto a los productos que España adquiere del exterior, el primer lugar lo ocupa la maquinaria (el 24,2% del total), aparatos y material eléctrico (15,7%), materiales plásticos (14,8%), automóviles (10,8%); muebles, sillas y lamparas (9,8%); materiales de hierro y aceros (9,4%) y aparatos ópticos y médicos (9,3%).
Es decir, que el ministro de Industria quiere reducir el déficit exterior de la economía española y, al mismo tiempo, impulsar la industria nacional, reduciendo las importaciones. Sebastián no incluye en su ecuación a las empresas españolas que viven de las importaciones y ni siquiera menciona la posibilidad de aumentar la competitividad de las compañías nacionales para elevar las ventas al exterior.
De hecho, el problema del comercio exterior español se encuentra precisamente en las dificultades que tienen las compañías nacionales para vender productos más allá de nuestras fronteras. La escasa productividad de la economía española, la exigua inversión en Investigación, Desarrollo e innovación (I+D+i) y la falta de sectores que generen valor añadido son algunos de los factores que los economistas consultados por LD apuntan para reducir la brecha exterior.
Optar por la vía de la reducción de importaciones es volver a los tiempos de las economías cerradas y autárquicas, más propias de dictaduras que de democracias del siglo XXI.