La nieta de Franco expone en el libro Cumple años, gana vida una serie de jugosas revelaciones de su vida privada, en la que habla incluso de sus relaciones sexuales. Para ella "todos nacemos bisexuales, lo que pasa es que la cultura impone lo homo o lo heterosexual". Para Bordiú, de hecho, las mujeres son "más bisexuales que los hombres".
Según LOC, también tiene palabras para su segundo marido, Jean-Marie Rossi, "la persona con la que he ido más lejos en materia sexual". Llega a comparar el sexo con un bocadillo: "Puedes tener un acto sexual con una persona pensando que te estas tomando un bocadillo (...) Después de comértelo puede que te haya gustado más de la cuenta y desees probarlo otra vez".
Pero entre una cosa y otra, el orgasmo, en una idea que le llegó después de leer a Punset. "A partir de una edad puedes pasar a un acto sexual sin que eso signifique nada".
Tanta rebeldía se debe a una infancia y juventud muy precoces. Como su relación con su padre no era la mejor posible, aunque tampoco mala, se dedicó a ligar. Su primer amor fue un caballista, pero Franco no estaba conforme. "Éste no pega ni sellos", le decía. Tanta rebeldía le valió que la enviaran a Irlanda, de donde vino con 19 años. "Aquel hombre acabó porque se cruzó otro en mi camino".
Según LOC, para su padre esto "supuso la debacle". Este segundo amor le llevó a Barcelona a vivir con su tío, el padre de Pocholo, para calmar las aguas. Allí conoció a otro más. Cuando Franco se enteró la echó de casa y ahí sí que empezaron "las pésimas relaciones". Ella lo tenía claro: "Nadie iba a cortarme las alas".
Cuando conoció a su primer marido, Alfonso de Borbón y Dampierre, en un viaje a Suecia, el marqués de Villaverde no vio mal la relación pese a la diferencia de edad de 14 años. El fracaso era inminente, más o menos. Conoció a Rossi y lo dejó todo por él, incluso a sus hijos. "El primer sufrimiento relacionado con mis hijos fue el momento en el que tomé la decisión de dejar a mi primer marido". El escándalo debido a las infidelidades de ella derivó en la pérdida de un hijo, un duro golpe del que "tienes que salir adelante". De hecho, fue muy criticada por no llorar durante el entierro: "Mi llanto era callado y mis lágrimas, invisibles".
Sobre la figura paterna, Bordiú dice en LOC que siempre ha estado enamorada e hombres mayores que ella. "Busqué en los hombres (...) un referente adulto, maduro, con el que tener seguridad". Se padre, que, dice ella, nunca tuvo. Ahora ya no: "Ya de adulta he sentido atracción por hombres mucho más jóvenes".
La menopausia también es abordada por la hija de Franco en el libro. Fue galardonada, de hecho, con el premio a la mujer menopáusica del año, premio que recibió "encantada de la vida", aunque no es nada fácil, ya que cayó en una depresión que la llevó a reforzar partes de su personalidad. Todo un espíritu libre, como ella misma confiesa.