El alivio que pueda sentir Rajoy por el extraordinario resultado cosechado de Alberto Núñez Feijóo, se oscurece con la debacle del PP vasco y el PSE de Patxi López, que deja el País Vasco en manos del PNV y bajo la tutela de una ETA con más poder institucional que nunca antes. Una mayoría independentista que se suma al desafío de Artur Mas en Cataluña.
Consecuencias para España...
Eran dos citas electorales clave por muchos motivos. Y las consecuencias se han notado nada más conocerse los primeros datos del escrutinio. En los rostros en Ferraz, la satisfacción en Génova, en los gritos de independencia en la sede de EH Bildu, y también del PNV... El poder de Rubalcaba, hoy, se tambalea. Pero quizás la consecuencia más importante para España sea que desde esta noche a las proclamas de Mas se unirán a las de un Urkullu respaldado por una cámara ocupada en dos tercios por los nacionalistas del PNV y los proetarras de Bildu.
La suma de los votos de PNV y la marca de ETA roza los 50 escaños en un parlamento de 75. En el caso de la formación proetarra, el resultado es el mejor de su historia, convertidos en segunda fuerza política incluso en territorios constitucionalistas como Álava. Para Urkullu, la victoria, aunque menor que en 2009, supondrá el regreso al poder del nacionalismo por el desplome del PSE, y también del PP, que no tiene escaños suficientes para completar la mayoría absoluta del PNV.
... para Rajoy...
La clara victoria de Feijóo, que conserva, aumentada, su mayoría absoluta en Galicia, despeja el camino de Rajoy en un otoño que se presenta lleno de incertidumbre. La cuestión del rescate planeó durante toda la campaña y es previsible que la decisión, una vez pasadas las elecciones, llegue muy pronto.
Además, pese a que Feijóo planteó la campaña en clave exclusivamente regional, el resultado tendrá inevitablemente una lectura a nivel nacional: en Génova, la claridad de la victoria supone un espaldarazo en un momento crítico a nivel económico y con una nueva huelga general a las puertas.
... y para Rubalcaba
Al alivio en Génova se une la desolación que impera en Ferraz, palpable en el tono de las comparecencias y en los desahogos de algunos dirigentes socialistas en las redes sociales. El PSOE, que se hundió hace un año en las generales de la mano de Rubalcaba, toca definitivamente fondo con los resultados de Galicia y el País Vasco. Pachi Vázquez se ha dejado en estos comicios siete escaños, al pasar de 25 a 18. Lo mismo le ha ocurrido a otro Patxi, el lehendakari vasco, que de 25 escaños ha pasado a sólo 16.
Desde Ferraz se ha hablado de la necesidad de "reflexión" y todas las miradas apuntan ya a Rubalcaba, al que apenas se le ha visto en campaña. Con un partido que a nivel nacional también continúa hundido, el futuro del secretario general es más negro que nunca.