Los "problemas que nos complican la existencia" no son nunca, para los dirigentes socialistas, los que se anuncian en público sino las complicadas relaciones con un PSC con quien se van sumando los conflictos y las afrentas de cara a mantener una línea común en toda España.
Desde que la semana pasada Pere Navarro, primer secretario del PSC, pidiera formalmente la abdicación del Rey Don Juan Carlos, los reproches se multiplicaron contra la cabeza del partido hermano del PSOE en Cataluña. La cuestión fue abordada este mismo lunes en la reunión de la Ejecutiva socialista, a la que no pertenece Pere Navarro, pero que estuvo presente en boca de todos los presentes, cuyo análisis general fue de "muy inaceptable". La propia secretaria general del PSOE, Elena Valenciano, tuvo que salir nuevamente al paso en rueda de prensa para dejar claro que "fue una reflexión a título individual de Navarro; sabe que nosotros no la apoyamos y que nos parece totalmente inadecuada en este momento".
La polémica no se puede separar de la decisión que hoy anunció sin tapujos el primer secretario del PSC. Navarro aseguró que los 14 diputados socialistas catalanes votarán el martes a favor de la propuesta de resolución de CIU en el Debate del estado de la Nación sobre el derecho a decidir, con lo que romperían la disciplina de voto del grupo socialista que ha ordenado votar en contra.
"Estamos en un proceso de negociación", dijo Valenciano. Pero añadió poco más a sabiendas de que, esta vez, es prácticamente imposible hacer entrar en vereda a los catorce díscolos catalanes que siempre han acabado, con mayor o menor resistencia, por acatar las órdenes de la dirección. Aún así, el mensaje público es que esperan "una respuesta mañana por la mañana", aunque reconocen entre bromas que "tenemos un marrón más" y éste es difícil de solucionar.
A ello se suma que las relaciones con José Zaragoza, miembro de la Ejecutiva y uno de los puentes entre Ferraz y Barcelona se han enfriado si no congelado. Fuentes de la dirección aseguran que "hace tiempo que no hablamos" y este lunes ni siquiera ha acudido a la reunión de la Ejecutiva.
Su supuesta implicación en el espionaje contra Alicia Sánchez Camacho, a través de la agencia Método 3, es desmentida por el PSC pero ningún dirigente en Ferraz pone ya la mano en el fuego por él ni siquiera en público y mucho menos en privado.
Sin ir más lejos, la número dos del PSOE se limitó a citar las explicaciones del PSC y del propio Zaragoza y a pedir "que se aclare si, efectivamente, las fuerzas políticas catalanas han utilizado este tipo de prácticas" porque "no es lo mismo la investigación que el espionaje", que es "rechazable".