No dice más el que más habla. De hecho, Francisco Correa ha hablado mucho, pero no ha desvelado nada más que aquello sobradamente documentado en fase de instrucción. El cabecilla de la trama Gürtel ha consumado este lunes sus más de 13 horas de interrogatorio repartidas en tres sesiones. Una declaración que el Tribunal y la Fiscalía le han hecho "cómoda", en sus propias palabras, y en la que se ha preocupado por salvaguardar los nombres de Mariano Rajoy y José María Aznar, entre otros dirigentes del Partido Popular.
Más allá de corruptelas locales de las que habrían participado Jesús Sepúlveda (Pozuelo de Alarcón), Guillermo Ortega (Majadahonda), Alberto López Viejo (Madrid) y Jesús Merino (Castilla y León) –además de un grupo de empresarios cercanos a Correa–, el principal acusado ha descrito los amaños con la Administración Central. En este contexto aparece el nombre del extesorero Luis Bárcenas como llave las adjudicaciones irregulares desde los ministerios de Fomento y Medio Ambiente para construcción de carreteras y otras obras públicas.
Cuando se trata de señalar responsables, Correa baja siempre en el escalafón del Partido Popular: "El sistema no es ir directamente al cargo electo ni al ministro. El sistema es ir a la persona que lleva el tema económico del partido, en este caso Luis Bárcenas, y él sabrá con quien tiene que hablar. A lo mejor no habla con el ministro, a lo mejor habla con el secretario de estado". Es más, el testimonio de este empresario que da nombre al caso ha colocado al extesorero y exsenador prácticamente a su mismo nivel en la red de corrupción.
Bárcenas, cobrador y repartidor
Si bien Correa se encargaba de constituir empresas y buscar patrones dispuestos a entregar comisiones a cambio de contratos públicos, Bárcenas se habría encomendado el amaño de esas adjudicaciones y al pago de mordidas a los políticos del Partido Popular que intervenían en el proceso. De acuerdo con el testimonio del cabecilla, fue el extesorero quien repartió comisiones a los miembros de la formación que se sientan en el banquillo de los acusados: "En algunas ocasiones el señor Bárcenas decidía compartir con esos señores y otras muchísimas no compartía. No sé si se las quedaba para él o se las daba al señor Álvaro Lapuerta" para la supuesta caja B del partido.
No ha contestado a preguntas ni de las acusaciones, ni de los abogados que representan al resto del banquillo, que han señalado las contradicciones en las que ha incurrido Correa a lo largo de los últimos meses. Ha sido especialmente beligerante el abogado de Bárcenas. Según Francisco Maroto, el cabecilla de la Gürtel apunta como cobrador y repartidor de comisiones a su cliente por la enemistad entre ambos, manifestada en que "con José Luis Peñas –primer denunciante–, Bárcenas es el único de los acusados al que Correa no ha saludado" en los momentos previos a entrar en la Sala.
"Otras de las acusadas en este procedimiento, doña Isabel Jordán –trabajadora de Correa– manifestó en su declaración judicial que usted siempre que se refería a Luis Bárcenas decía que era un cabrón, ¿tiene usted enemistad personal con el señor Bárcenas?", ha consignado Maroto. Pocos minutos después, obtenía respuesta cuando a través de su letrado Juan Carlos Navarro, Correa se ha referido a las insinuaciones del resto de las defensas.
Según el cabecilla de la Gürtel, Bárcenas no es su enemigo. Pero sí fue su hombre puente con el Partido Popular, porque "Sepúlveda nunca me gestionó ninguna obra a nivel de Administración Central". Tampoco mantuvo relación con quien dirigió antes la tesorería de la formación, Álvaro Lapuerta. Entretanto, el propio Bárcenas, que habría cobrado en B en su propio despacho de Génova y en su domicilio, se limitaba a tomar notas sin levantar la cabeza ni gestear en ningún momento.
No fue amigo de Aznar
Correa dijo la semana pasada que Génova era como su casa. Ahora, ha añadido que "no pasaba por el escáner. Tenía una tarjeta especial como los miembros del ejecutivo del partido y pasaba directamente al parking con mi coche". Sin embargo –y sin que haya hecho falta que nadie le formulara la cuestión– ha aclarado que con no tuvo "ninguna relación" con José María Aznar: "no he sido amigo de él nunca. Trabajaba para él continuamente y cada vez que coincidíamos en una campaña o un mitin me miraba y me sonreía. Llegué a tener muy buena relación con su yerno Alejandro" Agag.
También ha curado al exsecretario general del PP y exministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos, a quien conoció durante un viaje en Turquía que adelantó expresamente como maniobra comercial, para ganarse su confianza: "Nunca he repartido comisiones con él". Como tampoco lo hizo con Luis Delso, propietario de la constructora Isolux Corsán y amigo de Correa que "era muy cercano al PSOE y no era aceptado en el Partido Popular".
Ni exministros, ni empresarios
En su intencionado interrogatorio, Francisco Maroto se ha encontrado con una amonestación del Tribunal al intentar escalar en ese escalafón de responsabilidades del Partido Popular. En concreto, el abogado de Bárcenas se ha referido a una grabación de Correa donde dice que "va a machacar" a la formación. Inmediatamente le ha interrumpido el juez que preside el Tribunal, Ángel Hurtado: "¿Me puede explicar el sentido de la pregunta? Aquí no estamos enjuiciando al Partido Popular".
Maroto también ha solicitado la declaración de quienes ostentaran los ministerios de Medio Ambiente y Fomento en el momento de los hechos sometidos a juicio (1999-2005). Son Jaume Matas y Elvira Rodríguez en la primera cartera; y Rafael Arias Salgado –junto con el ya citado Francisco Álvarez Cascos– en la segunda. Según Correa, desde esos dos ministerios se adjudicaron irregularmente obras a sus empresas, con las correspondientes comisiones que repartía con Bárcenas como principal intermediario.
Compartiendo criterio con la Fiscalía, el Tribunal ha rechazado su presencia con el argumento de que "aquí no pintan nada", del mismo modo que los también reclamados por Maroto, Florentino Pérez y Juan Miguel Villar Mir. Según Francisco Correa, a través de otro empresario, Plácido Vázquez, sus constructoras ACS y OHL, respectivamente, se pusieron en contacto con él para obtener obras públicas a cambio de un 2 o 3 por ciento de mordida. El cabecilla de la Gürtel ha añadido también a la empresa de agua Degrémont.
Así se ha ido el interrogatorio a Correa, junto con el de Bárcenas, el momento más esperado de este juicio. No ha querido contestar a la acusación popular que ejerce el Partido. Ni ha tirado tanto de la famosa manta como amenazaba en el pistoletazo de salida. Vuelve al banquillo con la sensación de haber hablado mucho, pero haber dicho poco y haberlo calculado al milímetro. Se supone que también con la esperanza de que la Fiscalía y el Tribunal cumplan su parte.