Hace catorce años, al hilo del debate sobre el Estatuto de Cataluña, impulsado por el Tripartito de Pascual Maragall con ERC e ICV y avalado por el Gobierno central socialista de José Luis Roríguez Zapatero, nacía la asociación Ciutadans de Cataluña, cuyo nombre tomaba prestada la célebre frase del presidente catalán en el exilio, el nacionalista Josep Tarradellas, pronunciada el día de su regreso a casa frente a una multitud en la plaza de Sant Jaume de Barcelona.
La asociación nacía con un manifiesto que denunciaba, en el contexto del debate estatutario, un "déficit de representatividad", el de los catalanes no nacionalistas. Lo cierto es que el PP, tanto en Madrid como en Cataluña, fue un claro antagonista de ese proceso, hasta el punto de presentar un recurso ante el Tribunal Constitucional que, a la postre, rebajó la reforma estatutaria en la conocida sentencia de 2010.
Pero una parte de la izquierda catalana, en cuya órbita periodística, cultural y académica orbitaban desde hace tiempo los fundadores de aquel movimiento, no veía acomodo a la hora de votar a un partido en las elecciones autonómicas, dada la deriva, denunciaban, de un PSC cada vez más inclinado a las tesis nacionalistas que impregnaban el texto estatutario. Lo que empezó como una aventura más de abajofirmantes terminó, apenas un año después, con la sorprendente irrupción de un nuevo partido político, ya bautizado como Ciudadanos, que en diciembre de 2006, y con un perfecto desconocido al frente, el joven abogado de La Caixa Albert Rivera, lograba tres escaños en el Parlamento de Cataluña. El resto es historia.
Hasta esta mitad de 2019, en la que el distanciamiento de muchos de esos ‘padres fundadores’ con la formación que alumbraron ha vivido inéditos cruces de palabras entre unos y otros. Tres de los quince fundadores ya fallecieron –Ivan Tubau, Carlos Trias y Horacio Vázquez Rial–, otros diez siguen, con mayor o menor notoriedad, en el desarrollo de su actividad profesional, como es el caso de Arcadi Espada, Francesc de Carreras, Albert Boaella, Félix de Azua, Félix Ovejero, Ferran Toutain, Sevi Rodríguez Mora, Ana Nuño, Félix Pérez Romera y Ponç Puigdevall. Y tan solo dos de ellos han desarrollado actividad política, el exportavoz de Ciudadanos en Baleares y miembro de la Ejecutiva Nacional, Xavier Pericay, y la exeurodiputada de UPyD Teresa Giménez Barbat.
Varios de los más significados en aquel momento han contestado a un cuestionario de Libertad Digital sobre la situación actual del partido, objeto de muchas discusiones que van desde lo ocurrido en el Ayuntamiento de Barcelona a la futura investidura de Pedro Sánchez. Tan solo Francesc de Carreras y Félix Ovejero han rehusado participar por razones parecidas. De Carreras asegura que sus opiniones, como la reciente carta abierta que dedicó a Rivera en El País, son exclusivamente a título personal ya que, dice, "lo de los fundadores es un mito, si nunca nos vemos".
El constitucionalista enfatiza que no está en su ánimo "tutelar" a la formación que contribuyó a crear hace más de una década, un criterio compartido por Félix Ovejero, quien en varias tribunas periodísticas ha expresado sus críticas a las políticas de Ciudadanos. Es un criterio compartido por algunos de los que, como Arcadi Espada, sí han aceptado contestar el cuestionario, algo que hacen, afirma el autor de "Contra Catalunya", "sin exigir ningún derecho de pernada sentimental o melancólico, sino como una persona que se dedica al análisis de la política".
Preguntas
1-¿Colau es un "mal menor" frente a los independentistas?
2-¿Ha descapitalizado al partido en Cataluña el salto nacional de Arrimadas?
3-¿Debe abstenerse Cs para facilitar que Sánchez no gobierne con los independentistas?
4-¿Sería deseable una coalición Sánchez-Rivera?
5-¿Hay que hacer un cordón sanitario sobre Vox?
6-¿Con qué dirigente naranja actual se siente identificado?
Espada: "La política de Cs se ha hecho ininteligible"
1-A mí me da igual lo que sea Ada Colau. Yo lo que sé es que el independentismo es el mal mayor de la democracia española. Que Ciudadanos fue un partido, y es un partido, definido por su oposición estricta a toda forma de nacionalismo, y ya no hablemos de nacionalismo ilegal o violento. Colau no es lo mismo, en absoluto, que Ernest Maragall. Maragall es el candidato de un partido cuyo máximo líder espera la decisión del Tribunal Supremo sobre sus próximos veinte años. Que yo sepa, no hay ningún dirigente del partido de Colau o de sus innumerables y manoseadas confluencias, en la misma situación penal y política que el dirigente de ERC que le disputaba la alcaldía.
2-No creo que el salto de Inés Arrimadas a la política española haya descapitalizado nada. Creo que la crisis institucional que vive la democracia española, que tiene a la situación en Cataluña como su principal problema, se combate desde muchos frentes. Y por supuesto, lo que Inés Arrimadas pueda hacer en la política española siempre será favorable a una solución del problema, y a un refuerzo de los ideales de la razón y de los ideales antinacionalistas, que son imprescindibles para superar esta crisis. Un partido no puede depender del lugar que ocupe en un momento determinado una persona u otra. Inés Arrimadas era una perfecta desconocida y una mujer muy bisoña cuando llegó al liderazgo del partido en Cataluña, hoy ya no lo es. Evidentemente lo mismo puede pasar con su sucesor.
3-No es un acuerdo parlamentario lo que debe hacerse, sino un acuerdo de Gobierno, y muy detallado, respecto a las sospechosas políticas que el PSOE y en particular Pedro Sánchez tiene a bien practicar para desconsuelo de la mayoría de españoles constitucionalistas.
4-Desde luego que sería deseable un acuerdo de Gobierno entre Pedro Sánchez y Albert Rivera. Es decir, entre el PSOE y Ciudadanos. Lo que que mi juicio no es interesante, especialmente para Ciudadanos es que ese acuerdo se materialice en una abstención o en alguna suerte de nihil obstat parlamentario. Ciudadanos debe poner cláusulas muy potentes a ese acuerdo de Gobierno, y tiene que obtener de él reedito político y que, evidentemente, debe ocupar puestos de importancia en el Gobierno que saliera de ese acuerdo. No solamente así se cumpliría la obligación ineludible de Ciudadanos de combatir el nacionalismo y de madurar como partido político, sino que la institucionalización de la democracia española, en uno de los peores momentos de su historia, se haría mucho más poderosa.
5-La expresión "cordón sanitario" es lamentable, como tantas expresiones en el periodismo y la política contemporáneas. Hay que trasegar con ellas y proceder con ellas, pero con independencia de lo que a mí me parezca esa opinión, Vox es un partido nacionalista. Es un partido que discrimina a las personas en razón de su origen, y esa es la versión más pútrida del nacionalismo. Y por lo tanto Vox debe combatirse políticamente. No sé si a eso se le llama un cordón sanitario o no, pero, en cualquier caso, el combate contra Vox es el mismo combate que se ejerce contra el nacionalismo, que se ejerce contra el nacional populismo en todas sus versiones. Aunque entre Vox y los nacionalistas catalanes hay una gran diferencia, que es justamente la diferencia que hace que Ada Colau sea alcaldesa de Barcelona. Y es que los nacionalistas catalanes, a diferencia de Vox, han querido saltarse la Ley, han querido saltarse el Estado democrático, mediante una insurrección.
6-No me suelo identificar con los líderes de los partidos políticos, me suelo identificar con las decisiones que toman. Ciudadanos ha tomado muchísimas buenas decisiones a lo largo de su historia y ha cometido, evidentemente, una serie de errores que han acompañado su por otra parte brillante devenir político. Espero que este debate pueda proporcionar a Ciudadanos los elementos de corrección de una política que en los últimos tiempos se ha hecho errática e ininteligible para muchos de los que, desde la aparición del partido, no votamos otra cosa.
Boadella: "Una coalición con Sánchez acabaría con Cs"
1-Colau es una persona de alto riesgo político. Es una mercenaria de las ideas sin ningún recato. Su alianza con el PSC puede significar un camino abierto al independentismo, ya que este partido tiene los mismos fines que ERC pero con menos descaro y precipitación. Con ERC sabemos todos cuál es el programa.
2-El cambio había que hacerlo con un recambio sólido en Cataluña. De momento nadie tiene el liderazgo y el día a día de la situación catalana no permite estas vacilaciones. Ha sido un error de estrategia.
3-No se puede confiar en un hombre como Sanchez y entiendo que Rivera no quiere hipotecas con alguien que sabe que le colocará en situaciones muy comprometidas. No es dejar que gobierne el PSOE, es dejar que gobierne Sanchez y eso es muy diferente.
4-Sería la forma más rápida de acabar con Ciudadanos
5-Vox se ha convertido en la víctima pascual de la política española. Todos se sienten mejores condenando a Vox. Yo le llamo el partido de la poesía. Casi todo es una ficción romántica o impracticable pero eso no puede ser motivo de este rechazo terapéutico de los "puros".
6-Con Rivera, Girauta y con mi hija que es concejal de Ciudad Real.
Félix de Azúa: "Colau es peor que los independentistas"
1-En absoluto. Es incluso peor. Los independentistas son racistas antiespañoles, pero la Colau es una aventurera sin principios. Como ya demostró Carlo Cipolla, es más peligroso un idiota que un malvado.
2-Hombre, muy bien no ha quedado.
3-No lo creo. Abstenerse, ¿a cambio de qué? Con tipos como Sánchez no hay nada tan peligroso como lo gratuito. Le regalas algo y te odia por ser generoso.
4-Según lo que ofrezcan los sanchistas. Si es a cambio de terminar con el golpe de estado permanente de los nacionalistas, sí.
5-Sólo si se amplía a la ultraderecha secesionista catalana y vasca. Esa es la auténtica ultraderecha peligrosa para la sociedad española.
6-Con Arrimadas.
Giménez Barbat: "El lazo amarillo es poco para lo que nos esperaba con Maragall"
1-Desde luego. Sólo ver a Pilar Rahola soltando espumarajos por la boca y llamando "arribista rastrera" a Colau ya da una pista de que la cosa va bien. Que Colau haya colgado el maldito lacito amarillo del Ayuntamiento es su versión de la ceniza en la frente y un echarle alpiste a su electorado más ultra. Un gesto previsible y de baja intensidad frente a lo que nos esperaba con Maragall.
2-Ignoro qué astuta estrategia está detrás de llevarse a Arrimadas a Madrid. Ni siquiera sé si es una decisión política. Se ha marchado un referente y, de momento, no hay sustitutos del mismo tipo dentro del partido.
3-Este es un pas a deux donde el PSOE también debería mostrar iniciativa. Pero es el partido con más votos y Cs debería apoyar por la derecha y por la izquierda en estas situaciones. Y, desde luego, elegir también el mal menor. Que Sánchez, que no tiene moral, acabe pactando con la izquierda radical y los odiadores de España es un mal muy mayor.
4-Si la alternativa es un nuevo gobierno Frankestein, si existe el riesgo de que las políticas de la irracionalidad avancen su agenda, por supuesto que esa coalición sería deseable. El papel de Cs, el motivo por el que se fundó fue, precisamente, jugar ese papel progresista (que se opone a "progre") de reconducir la política hacia la libertad e igualdad de todos los españoles.
5-Hay que marcar distancias con cualquier partido, a izquierda y derecha, que tenga veleidades de corte nacionalista y que promueva políticas que se basen más en la emoción, la nostalgia o la inmanencia que en la razón y el humanismo. De los separatistas o los herederos del terror etarra, ni hablo.
6-Sé que muchos militantes y cargos de Cs estarían de acuerdo conmigo. Pero si me identificase con alguno de ellos y lo dijera no le haría ningún favor. Llevo la "letra escarlata".