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Un diputado de Junts vota por error a favor de Feijóo y Armengol decide anularlo

Feijóo pierde la investidura con 177 y no 178 votos en contra gracias al error de un diputado de Junts.

Feijóo pierde la investidura con 177 y no 178 votos en contra gracias al error de un diputado de Junts.

La segunda votación de investidura del candidato Alberto Núñez Feijóo ha terminado con una nueva trifulca parlamentaria por el voto de un diputado de Junts. La votación se celebraba a viva voz y esta vez fue un diputado separatista, Eduard Pujol, el que protagonizó la anécdota al afirmar "sí" en lugar de "no" al candidato popular, aunque luego trató de rectificar, pero cuando la secretaria de la Mesa ya había validado el voto afirmativo.

Al acabar la votación, los paneles del Congreso dieron el sorprendente resultado de 173 votos a favor de Feijóo y 177 en contra, en lugar del resultado esperado, 172 frente a 178. En ese momento comenzó una discusión en la Mesa de la Cámara, que se prolongó durante diez minutos, y concluyó con la sorprendente decisión de Francina Armengol de considerar nulo el voto, con lo que el resultado final quedaba en 172 frente a 177, entre las airadas protestas de los populares.

Desde el PP denuncian que la decisión "arbitraria" sienta un "peligroso precedente" al modificar un voto que ha sido incluso validado por la Mesa del Congreso. "Atenta contra el principio de inmediatez y de seguridad jurídica", trasladan fuentes parlamentarias, que muestran su indignación ante lo ocurrido.

En la votación del pasado miércoles, el socialista Herminio Rufino Sancho también se equivocó al emitir su voto, pero la secretaria de la Mesa que estaba recogiendo las votaciones se dio cuenta del error y permitió al socialista rectificar, aunque fuese a costa de un pequeño ridículo del representante elegido por la provincia de Teruel.

El precedente de Casero

El precedente más recordado de una situación similar, y que sin duda cobra actualidad tras lo ocurrido, es lo que ocurrió cuando el diputado del PP Alberto Casero se equivocó al votar afirmativamente la reforma laboral de Yolanda Díaz, un voto que emitió telemáticamente desde su casa y que trató de corregir posteriormente trasladándose al Congreso y antes de que se produjese la votación en sí, pidiendo votar presencialmente y anular el voto telemático.

El cambio no fue admitido y eso permitió aprobar la controvertida norma, pues en caso contrario se habría rechazado o, si se hubiese declarado el voto nulo, habría sido necesario repetir la votación, una repetición en la que previsiblemente –y siempre que Casero no hubiese metido de nuevo la pata– se habría impuesto el no.

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