El presidente del Gobierno, que ha conseguido, de nuevo, monopolizar la agenda pública durante los últimos cinco días, ha mantenido a propios y extraños en vilo hasta las 11 de la mañana de este lunes, cuando ha comparecido desde Moncloa, en una declaración institucional para anunciar que ha comunicado al Rey que sigue, que se queda, que no se marcha.
Después de volver a hablar de fango, y de quejarse de nuevo de la persecución que ha "tenido que sufrir durante los últimos 10 años", ha comunicado su decisión: "He decidido seguir", afirma.
"He decidido seguir. Seguir con más fuerza si cabe al frente de la Presidencia del Gobierno. Esta decisión no supone un punto y seguido. Es un punto y aparte. Se lo garantizo. Por eso asumo ante ustedes mi compromiso de trabajar sin descanso, con firmeza y con serenidad, por la regeneración pendiente de nuestra democracia y por el avance y la consolidación de derechos y libertades. Asumo la decisión de continuar con más fuerza si cabe al frente de la Presidencia del Gobierno de España."
Para Sánchez sus quejas no tienen que ver con el "legítimo debate entre opciones políticas", sino que "tiene que ver con las reglas del juego. Si consentimos que los bulos deliberados dirijan el debate político, si obligamos aa las víctimas de esas mentiras a tener que demostrar su inocencia en contra de la regla más elemental de nuestro estado de derecho, si permitimos que se vuelva a relegar el papel de la mujer al ámbito doméstico teniendo que sacrificar su carrera profesional en beneficio de la de su marido, si en definitiva permitimos que la sinrazón se convierta en rutina. La consecuencia será que habremos hecho un daño irreparable a nuestra democracia."
Una declaración, en definitiva, en la que confunde "la democracia" con su persona, y en la que se ataca directamente a todo aquel, sea periodista o juez, que se atreva a cuestionarle. A él o a su mujer. Es decir, que no va a ser un punto y seguido, sino que ahora, su acción de gobierno tendrá como objetivo laminar prensa crítica y jueces.