Hasta el final, poco antes del pleno del Congreso de los Diputados, Rafael Hernando optó por presionar a aquellos diputados que se siguen resistiendo y amagan con abstenerse en la votación sobre una reforma del aborto que tachan de "light" y alejada de lo planteado inicialmente por el Gobierno.
El portavoz del Grupo Popular, que sancionará a aquellos que incumplan la disciplina de voto, aseguró en rueda de prensa que no hay razones para que estos parlamentarios no voten a favor. Lo dijo en varias ocasiones, elevando la presión. "Hay una obligación, es un compromiso electoral", destacó, no sin recalcar que "todo el mundo conoce el reglamento". Esto es, serán reprendidos internamente.
Al término de la Junta de Portavoces, Hernando dejó abierta la puerta a futuras modificaciones al vigente proyecto -el aborto, volvió a argumentar, no es un derecho-, si bien se centró en amonestar a sus compañeros de partido. "La reforma es una reconciliación con la mayor parte de la sociedad", afirmó, para a renglón seguido asegurar que "no" entiende la postura de los díscolos porque "es de sentido común" votar a favor.
Según las fuentes consultadas, la presión continuará hasta el último minuto, aunque Hernando parece asumir que tres diputados se abstendrán. "Hemos conseguido que otros muchos recapaciten", según la dirección, que desvela encuentros discretos en los últimos días con este grupo de parlamentarios. En principio, Mariano Rajoy no asistirá a la votación, pero sí destacados miembros del gabinete.