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Rajoy no se ve acorralado por la corrupción y mantiene su candidatura

Saca pecho de lo hecho contra la corrupción, e insiste en que aún tiene posibilidades de ser presidente. Moncloa aclara que sí dio la mano a Sánchez.

Saca pecho de lo hecho contra la corrupción, e insiste en que aún tiene posibilidades de ser presidente. Moncloa aclara que sí dio la mano a Sánchez.
Mariano Rajoy | EFE

Mariano Rajoy se ciñó una vez más a su libro. Salió de la reunión con Pedro Sánchez proclamando que la gran coalición es la mejor salida para España y que la corrupción que afecta al PP no supone traba alguna para que él siga al frente del poder. Ningún giro en su discurso, ningún golpe de efecto para intentar recuperar cierto impulso. Tras el despacho, llegó la comparecencia del "no". "No" hay opciones de negociación, "no" abordaron la cuestión de la corrupción o "no" trabajaron a favor de un frente común contra la amenaza separatista.

La relación entre Rajoy y Sánchez saltó por los aires en plena campaña electoral, cuando el socialista le insultó en su cara a cara televisivo y el popular le espetó "hasta aquí hemos llegado". A partir de entonces, llegaron los desplantes y las llamadas sin contestar. Un gélido ambiente que quedó constatado en la primera reunión que ambos mantuvieron poco después de los comicios en Moncloa, y que se repitió este viernes en la Cámara Baja, en una zona neutral, tras una negociación que enfrentó a los gabinetes de ambos líderes.

El presidente en funciones y el candidato a la investidura se dieron dos apretones de mano en privado y, con las cámaras delante, Sánchez hizo el amago para recular instantes después. Cerradas las puertas, se centraron en abordar el Consejo Europeo que se celebrará la próxima semana en Bruselas, el drama de los refugiados y el control del déficit público. En total, unos 20 minutos de encuentro. Un "trámite", según el entorno de Rajoy, "un espectáculo con todas las cadenas de televisión emitiendo en directo" que había que pasar cuanto antes. "Él no quiere nada con nosotros, ¡pero si llegó a plantar al presidente!", enfatizaron aún con la cita en marcha.

Se dio la circunstancia de que la comparecencia de Rajoy duró incluso más que la reunión. Unos 30 minutos. Lo positivo, según el relato del líder del PP, es que ambos se comprometieron a intentar consensuar los asuntos de Estado, aunque Sánchez volvió a no concretar su reforma de la Constitución. En cuanto a Europa, el presidente en funciones avisó de que quiere ir a la capital comunitaria sin un "mandato cerrado" del Congreso, toda vez pretende negociar con sus homólogos en beneficio de España. "Hay que ir allí con una cierta flexibilidad", defendió.

A partir de ahí, lo importante, en palabras de Rajoy. Y de eso hablaron poco. El presidente le recordó a Sánchez su plan, consistente en una gran coalición con él en la Moncloa, toda vez el PP ganó las elecciones. El socialista se limitó a escuchar. Fin de la reunión. Ya ante los periodistas, Rajoy reiteró que no se va y que no "descarta" presentarse a la sesión de investidura. "Lo más razonable, sensato y lo mejor para los intereses de España es un Gobierno presidido por el PP", zanjó.

Evita a Aguirre y Barberá

Un relato roto por la catarata de casos de corrupción, en Madrid, Valencia, Murcia. A Rajoy se le preguntó con insistencia, pero él dejó claro que "no" se ve acorralado. Más aún, en varias ocasiones, llegó a sacar pecho de las medidas llevadas a cabo por el Ejecutivo y el PP para acabar con dicha lacra. "El PP lo que necesita hacer es lo que está haciendo", contestó. Se le preguntó en concreto por el futuro político de Esperanza Aguirre y Rita Barberá, y en un primer momento escurrió el bulto. Se le repreguntó, y sólo habló de la primera. "Lo que no se puede es condenar a gente sin saber de qué se le acusa", replicó.

Lo que quiso enfatizar Rajoy es que no se ha quedado de brazos cruzados ante los escándalos. "No ha habido impunidad para nadie" y la justicia, la fiscalía y las fuerzas de seguridad "han actuado con total y absoluta contundencia", aseveró. En este sentido, recalcó que está dispuesto a negociar cualquier medida que ayude a limpiar la vida pública, pero insistiendo en que el PP ya ha hecho mucho. "Hemos apartado -a los dirigentes manchados- siempre que hemos tenido unos datos claros", afirmó una vez más.

En síntesis, el mismo discurso que el día después de las elecciones, ante el Comité Ejecutivo del PP. Las mismas fuerzas, pese a la frustración y los miedos de su propio partido tras rechazar su investidura echando la pelota al tejado de Sánchez. "Hice lo que tenía que hacer. Hice algo de lo que no tengo por qué arrepentirme. No le voy a tomar el pelo a la gente", se justificó, para a renglón seguido precisar que en "algún momento" puede tener los votos suficientes y, por tanto, "la posibilidad siempre estará ahí".

A Rajoy se le interrogó sobre si esa "posibilidad" pasa irremediablemente por que el PSOE cambie de líder y los puentes vuelvan a tenderse, pero no quiso responder. Su "interlocutor" sigue siendo Sánchez, aunque nada tengan que decirse. Y volvió a su idea de siempre: el PP ha de estar en la Moncloa "por la democrática razón de que ha tenido más votos"

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