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Abascal va al choque con Feijóo para impedir un trasvase de votos al PP tras el debate

La tercera fuerza pierde protagonismo frente al bipartidismo por su ausencia en el cara a cara.

La tercera fuerza pierde protagonismo frente al bipartidismo por su ausencia en el cara a cara.
El líder de Vox, Santiago Abascal, sostiene el documento del acuerdo propuesto por Feijoó para que gobierne la lista más votada, durante un mitin en Málaga. | EFE

En Vox conocen muy bien qué consecuencias electorales tiene no participar en un debate electoral con las dos principales fuerzas políticas, limitar su presencia en los medios o quedar fuera de las entrevistas de El Hormiguero. Tras obtener 24 diputados en abril de 2019, el partido concluyó que su exclusión de los debates o haber subestimado la influencia de los medios tradicionales perjudicó sus resultados. Algo parecido podría ocurrir el próximo 23-J, de ahí que opten ahora por ir al choque con Feijóo para evitarlo.

El cara a cara del pasado lunes les ha restado mucho protagonismo. La imposibilidad de debatir con Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo les ha dejado fuera de la actualidad mediática que marca esta primera semana de campaña. Una desventaja que está aprovechando el PP para apelar a los votantes de Vox que pudieron sentirse satisfechos con la actuación de Feijóo, para aglutinar todo el voto posible.

En el PP ya hablan de haber logrando un trasvase de electores desde la formación de Abascal hacia su partido, de ahí que Vox opte por ir al contraataque para taponar una posible fuga de votos. En las últimas horas, tanto en redes sociales como en los distintos mítines o entrevistas que protagonizan sus dirigentes, en lugar de comentar el nefasto papel de Sánchez, se han dirigido directamente a Feijóo para criticar su apelación al voto útil y su oferta para que gobierne la lista más votada.

"Os animo a que habléis con todos los votantes del PP y les contéis el riesgo en el que estamos, la amenaza a la alternativa que se planteó en el debate, eso es lo que tenemos que decir todos estos días a nuestros familiares, a nuestros amigos y a nuestros compañeros de trabajo", imploró el martes Abascal durante un mitin en Málaga donde calificó de "rendición" el contrato esgrimido por Feijóo frente a Sánchez.

Una idea que repitió varias veces, asegurando incluso que "cuando se lo comentas a un votante del PP lo niega". "Es que no sólo lo dice (Feijóo), lo ha mostrado repetidamente en el debate y lo ha firmado ante todos los españoles", insistía Abascal leyendo incluso parte del documento para reprochar a PP y PSOE la "falta de estabilidad" que vive España después de 40 años en los que han gobernado ambos partidos.

"Qué feo es esto de abrazarse en el bipartidismo cuando no supieron hacerlo hace 20 o 30 años, cuando de verdad eran los enemigos de España los que condicionaban la vida de la política nacional", repetía durante su intervención, visiblemente enojado. Y es que las encuestas no le son favorables a Vox. En el mejor de los casos, la formación se acercaría a los 40 escaños, aunque la mayoría de los sondeos coincide en situarles en torno a los 35 diputados o por debajo.

En la misma línea, el secretario general del partido, Ignacio Garriga, ha dicho después del debate que cuando el PP "tuvo la oportunidad de echar a la papelera de la Historia todas las políticas socialistas, no lo hicieron", recordando las promesas incumplidas del Gobierno de Mariano Rajoy, que acabó provocando la ruptura del electorado de derechas, para intentar movilizar a sus electores.

Con ese mismo objetivo, el líder de Vox se ha dirigido en las últimas horas a los votantes más jóvenes, uno de sus principales caladeros de votos, con un vídeo en el que les anima a "ser rebeldes" y votar por Vox. "Ser rebelde hoy es no resignarse a un futuro oscuro", afirma en el vídeo de campaña.

Pese a que ambos partidos viraron sus estrategias en plena precampaña para disipar el ruido generado por no pactar en Extremadura, la evolución de la contienda electoral les ha situado de nuevo frente a frente para, en el caso del PP, apelar al voto útil; y en el caso de Vox, frenar una posible fuga de votos. Un choque propio de cualquier campaña electoral pero que podría derivar en una escalada verbal que acabe perjudicando sus propios intereses, como ha ocurrido en otras ocasiones.

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