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El PSOE impone otro cerrojo informativo para tratar de conseguir el sí de Puigdemont la próxima semana

La orden es la de no hablar para evitar molestar al prófugo y que se avenga a un pacto que ya está prácticamente cerrado.

La orden es la de no hablar para evitar molestar al prófugo y que se avenga a un pacto que ya está prácticamente cerrado.
Pedro Sánchez visita la sede de Ferraz. | EFE

Si hay personaje en la política española que supera en imprevisibilidad a Pedro Sánchez ese es Carles Puigdemont. En el PSOE no quieren oír ni hablar de la última vez que el líder de Junts tomó una decisión bajo presión. El 26 de octubre de 2017, el por entonces presidente catalán se subió al estrado del Parlamento de Cataluña.

Todos se esperaban que iba a anunciar una convocatoria electoral. Lo creía el jefe del Ejecutivo del Gobierno Central, Mariano Rajoy, y también el lehendakari Iñigo Urkullu, que había ejercido de mediador, pero Puigdemont sorprendió a todos al declarar la independencia. El resto es historia, como su fuga a Bélgica en el maletero de un coche

Lo que no contaban en Moncloa ni en Vitoria es que Puigdemont había sucumbido a la presión ambiental, espoleado por mensajes en Twitter, ahora X, de Gabriel Rufián acusándole de ser Judas con su mensaje de "155 monedas de plata". Seis años más tarde, las miradas de toda España vuelven a dirigirse hacia Puigdemont.

El pacto estaba listo

En el PSOE tenían listo su pacto político con Junts. Durante meses habían negociado la Ley de amnistía con el entorno del prófugo. Sólo faltaban unos breves detalles , relacionados con la norma, que esperaban pulir el pasado viernes pero el "sí" no llegó. El pastelero de Amer vuelve a demostrar que es imprevisible y que cede ante la presión ambiental.

El acuerdo del PSOE con ERC suscrito por Bolaños y Junqueras, el "no" de la votación del Consejo de la República, los mensajes de su entorno pidiéndole que "no deje a ningún soldado" fuera de la Ley de amnistía o la ANC suplicándole que no vote a favor. Todo hace mella en el separatista que vuelve a la negociación con nuevas exigencias.

En el PSOE replican que sólo faltan unos breves detalles "técnicos", que el pacto está prácticamente listo pero el sí no llega. Su calendario de investir a Sánchez se ha ido a la basura. Ya asumen que esta semana no habrá pleno y es muy probable que tampoco haya pacto. La orden ahora es no molestar así que ministros y altos cargos se sumirán en los próximos días en el silencio. No quieren que haya malentendidos, ni que nada enfurezca al prófugo. La esperanza se centra ahora en conseguir un pacto durante la próxima semana e investir cuanto antes al candidato Sánchez.

Sánchez confía en el pacto

El "sí" no llega y en el partido empiezan a desesperarse. El malestar con Junts empieza a recorrer las federaciones donde creen que el PSOE está asumiendo en solitario el desgaste por la Ley de Amnistía. También ha molestado la nula solidaridad de los separatistas tras los altercados en Ferraz. Ni un mensaje, ni una condena. Puigdemont se refería de pasada a los disturbios para meter al Rey en la ecuación y, de paso, calentar más los ánimos.

Ya no es sólo Ferraz. En la mañana de este jueves fueron vandalizadas las sedes del PSOE en Granada, Marbella o León con pintadas en contra de la amnistía. Los socialistas empiezan a tener miedo. Pedro Sánchez lo sabe, trata de tranquilizarlos y se aferra al "orgullo" de un partido con 144 años. En una carta a la militancia, remitida este miércoles, aseguraba que estos "hechos" le "reafirman" en "la necesidad de sacar adelante un gobierno de coalición progresista".

El secretario general del PSOE se mostraba "convencido" de que lo hará "posible". " Un gobierno que siga actuando desde la razón y la defensa de los principios de convivencia", añadía en su misiva. Una carta para apaciguar los ánimos y tratar de tranquilizar a un PSOE cada día más impaciente.

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