Pedro Sánchez finalizará el año con una traca de reuniones. Este jueves, el presidente del Gobierno viaja hacia Barcelona para reunirse con el presidente catalán, Pere Aragonés. El encuentro llevaba varias semanas fijado. Según fuentes de la Moncloa, la idea es mostrar "normalidad institucional" y apostar "por el diálogo".
Durante las últimas semanas, los únicos encuentros que trascendieron del entorno de Sánchez han estado marcados por el escándalo y la opacidad. A las negociaciones de Santos Cerdán con Carles Puigdemont ante una foto de la urna del 1-O se sumó su encuentro con la cúpula de Junts en Ginebra mediante un mediador.
El reguero de encuentros con los herederos de Convergencia ha molestado a ERC, que también exige su cuota de protagonismo para reactivar las mesas de diálogo. De ahí, la necesidad imperiosa que tenía Moncloa para que la primera reunión con un presidente autonómico fuese con Pere Aragonés para satisfacer a ERC. El encuentro será en Barcelona y tendrá tintes de bilateralidad.
La reunión con Feijóo
La otra reunión tendrá lugar este viernes en el Congreso de los Diputados. En Moncloa eran conscientes que los pactos opacos de Sánchez con los separatistas pueden pasarles factura pese a que el propio presidente les resta importancia. De ahí que, al poco de conocerse el encuentro con el mediador, Sánchez anunciase una inminente reunión con Alberto Núñez Feijóo, que se enteró del ofrecimiento y del orden del día por la prensa.
En sólo unos días, Sánchez pasó de construir "un muro" frente a la derecha a invitar al PP a una reunión en Moncloa. En Génova desactivaron "la trampa" cuando Sánchez invitó al los populares a crear unas mesas para negociar la reforma del artículo 49 de la Constitución y eliminar el término "disminuidos". Desde el entorno de Feijóo vieron un claro intento de "blanquear" las mesas que Sánchez va a crear con Junts y ERC al equipararlas con las del PP.
Pese al portazo de los populares, Sánchez siguió insistiendo en una reunión y añadiendo que estaba abriendo a hablar de lo que quisiese Feijóo. Una presión política y mediática que ponía en el centro del debate un hipotético encuentro entre el presidente y el líder de la oposición.
Sánchez insistía en que un líder de la oposición no podía rechazar un ofrecimiento de un encuentro con un presidente del Gobierno. La estrategia de Moncloa iba a cristalizar este miércoles en el Congreso. El equipo del presidente le había escrito una serie de reproches a Feijóo por no reunirse. Lo que no sabía es que sólo unos minutos antes de que comenzase el pleno, Génova filtraría una carta de Feijóo aceptando la reunión pero marcando los temas y el cuándo.
Cogiendo a Sánchez por sorpresa
En total, diez asuntos a tan sólo media hora de que diera comienzo el Pleno en el que Pedro Sánchez comparecía para hacer balance de la presidencia española de la UE. El partido propiciaba un giro de guion después de llevar semanas pidiendo al presidente un orden del día por escrito para fijar la fecha.
La propuesta pillaba por sorpresa a Sánchez que tenía previsto aprovechar su intervención para reprocharle a Feijóo sus excusas para no verse. El presidente tenía que improvisar su discurso escrito y sólo atinaba a ofrecerle reunirse "donde quisiera" y "cuando quisiera", lo que aprovechaba el líder del PP para pedirle que el encuentro se celebrara en el Congreso, en lugar de en Moncloa.
"Para usted la perra gorda", sentenciaba Sánchez. Visiblemente molesto, el presidente del Gobierno se veía forzado a aceptar la propuesta hecha pública de reunirse en el día que se celebra la Lotería de Navidad, alejados así del foco mediático, en un encuentro que tendrá lugar sin distorsiones de otro tipo, como futuras reuniones con el fugado Puigdemont. Una situación que generaba desconfianza en el PP, temeroso de que el Gobierno pudiera hacer coincidir ambas citas para "blanquear" sus pactos con los separatistas.
Sin visos de acuerdo
En el PP se muestran satisfechos por haber conseguido "marcar la agenda", y que el presidente haya tenido que aceptar sus condiciones, aunque no se muestran esperanzados sobre la posibilidad de llegar a un acuerdo de Estado, especialmente en lo que se refiere a la renovación del CGPJ. Pedro Sánchez ya advertía desde la tribuna del Congreso de que no acepta su condición de cambiar la ley para garantizar la independencia judicial, reprochándole a Feijóo pretender "imponer el criterio de las minorías a las mayorías parlamentarias".
Tampoco en el Gobierno se muestran optimistas con un hipotético acuerdo mientras perfilan cómo organizar la comunicación de la reunión. En principio, parece que Sánchez no comparecerá tras la reunión y todo apunta a que la visión socialista se dará desde el Congreso por parte de algún portavoz gubernamental.