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El PSC se sigue viendo por encima de 40 escaños pese al auge de Puigdemont

Los socialistas creen que no está en duda la victoria de Illa, sino "por cuánto", pero hay un escenario lleno de incertidumbres.

Los socialistas creen que no está en duda la victoria de Illa, sino "por cuánto", pero hay un escenario lleno de incertidumbres.
Illa y Sánchez en uno de los mítines | EFE

Una campaña no es cómo empieza sino cómo acaba. La del PSC comenzó a cierta distancia de ERC y Junts que estaban casi empatados. De ahí, que coreasen como lema: "O Illa o bloqueo". Con el paso de los días, han empezado a entonar otro salmo casi de manera extraoficial, pidiendo concentrar todo el voto entorno al candidato socialista, para evitar que Carles Puigdemont vuelva a presidir Cataluña.

El candidato socialista resiste, incluso afirman que ha ido subiendo más durante la campaña, pero la distancia con el segundo, Junts, se ha acortado, fruto de la caída de Pere Aragonés. El prófugo ha ido concentrando todo el voto separatista en torno a su candidatura mientras ERC se va desgastando por asuntos locales: sequía, educación o seguridad.

Ni en el PSC, ni en el PSOE quieren comentar sus sondeos, que no se puede publicar desde el lunes, y emplazan al "tracking definitivo del domingo". Sólo deslizan que siguen por encima de los 40 asientos. Una barrera psicológica que se han marcado y que será el baremo para medir si el resultado les satisface o, por el contrario, está por debajo de sus expectativas.

Más locuaces son en el entorno separatista, donde no ocultan su satisfacción por los datos que acercan a las dos principales candidaturas. A la incógnita del resultado se suma un nuevo actor, Aliança Catalana, el partido de la alcaldesa de Ripoll, con un discurso contrario a la inmigración procedente de países musulmanes. Se trata de una nueva formación, que bebe en principio de Junts, y cuya presencia está asegurada en el próximo Parlamento catalán.

Un nuevo partido es una variable que añade incertidumbre a cualquier sondeo. No tiene recuerdo de voto, ni fidelidad testada, ni tampoco está estudiada la procedencia de su voto. Algunos señalan que es incompatible un buen resultado de Aliança Catalana con un aumento del voto de Puigdemont. Salvo que esta formación reciba también voto de ERC y de la CUP. Un voto antisistema y de hartazgo separatista contra los partidos que centraron la gestión del procés.

A por el votante del PSC

El PSC ha centrado su campaña en Barcelona. Sánchez ha protagonizado todos sus mítines en esta provincia, a excepción de una visita sorpresa al centro de Tarragona. El objetivo de los socialistas es arrasar en la Ciudad Condal y su cinturón rojo. Ahí es donde está el público más joven y urbano, nacionalista pero sin llegar al separatismo, y también el votante procedente de Andalucía o Extremadura, donde los socialistas siempre han sido más fuertes.

El único problema es una bolsa de 100.000 o 200.000 personas que se vuelcan en las generales pero tienden a abstenerse en unas autonómicas. Si Illa consigue movilizar a buena parte de este electorado, tendrá más cercano el triunfo. Otra dificultad para el PSC es que la ley electoral beneficia a las provincias más rurales, Lérida y Gerona, pese a ser menos pobladas y donde Convergencia y más tarde sus herederos han sido siempre más fuertes que en Barcelona.

Se caen sus potenciales aliados

En el PSC no ocultan que su deseo es un Gobierno en solitario apoyado, en principio, por ERC y los Comunes. Ambos partidos están en caída libre. En especial, la formación de Colau, cuya candidata, Jessica Albiach, podría perder hasta la mitad de la representación. Así que podría darse una paradoja, Illa podría absorber a los votantes a su izquierda pero que la caída de sus socios sea tan pronunciada que le impida llegar a los 68 escaños de la mayoría absoluta.

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