Sánchez dilata el rearme pese a admitir preocupación por el flanco sur que podría traer una nueva oleada de cayucos
Sánchez transmite en privado su preocupación por la situación en Mali y que podría traducirse en nuevas oleadas de cayucos a Canarias.
La situación de Ucrania no fue la única que Sánchez trató durante sus reuniones con diversos portavoces parlamentarios. El presidente del Gobierno, en privado, también expresó su preocupación por la situación en el flanco sur. "El Sahel es el laboratorio del nuevo orden mundial", expresaba uno de los líderes tras salir del encuentro. A 870 millas de Canarias, menos de la distancia que les separa de la península, se está gestando una bomba de relojería en Mali con la participación activa de Rusia, que, a cambio de oro y otros materiales, está armando a mercenarios para que se enfrenten a los yihadistas y a los independentistas tuaregs.
La situación es compleja, y el 51% de los atentados de corte islamista en todo el mundo se están produciendo en esta región. A esto se suma una serie de gobiernos inestables en Bamako, tras una sucesión de golpes de Estado, y la decisión de Francia de retirar parte de sus tropas, lo que da carta libre a Putin y a los narcotraficantes, que están estableciendo una nueva vía por estos países. "Es un polvorín", añadía otro, consciente de que la tensión se está trasladando a Mauritania.
El Gobierno de Nouakchott llegó a cerrar hace unos días la frontera terrestre de Gogui tras ver cómo decenas de inmigrantes malienses, que habían sido deportados por estar en situación ilegal, estaban prendiendo fuego a las instalaciones fronterizas.
Muchos ven la mano de Rusia detrás de estas operaciones de desestabilización, lo que podría generar nuevas oleadas migratorias hacia Canarias. Una amenaza de guerra híbrida que podría ser utilizada por alguno de los países costeros más próximos a España. Otro portavoz parlamentario añadía su preocupación personal por los movimientos de Trump en el sur, como su alianza cada vez más férrea con Marruecos. A esto se suma el tradicional choque entre Rabat y Argel, con EEUU y Rusia como telón de fondo, lo que hace que se distancien aún más de Europa al no tener un interlocutor privilegiado en este nuevo orden mundial. El temor es que un Marruecos, cada vez más envalentonado gracias al respaldo de Washington, empiece a generar nuevas tensiones.
En las últimas intervenciones de Sánchez se ha mencionado la situación del "flanco sur". También hay otro concepto del que habla en sus intervenciones, que es el de "la estrategia de 360 grados", con la que pide mirar no solo al este, sino también al sur. Incluso durante el Consejo Europeo extraordinario, celebrado el 6 de marzo, España intentó que el concepto del "flanco sur" se integrase en las conclusiones, pero la atención de Bruselas sigue centrada en Ucrania.
Pese a reconocer todos estos peligros, Sánchez sigue sin concretar la fecha en la que alcanzará el 2% del PIB en Defensa. Tampoco parece que, más allá de una estrategia diplomática, exista un plan militar capaz de dar respuesta a los desafíos que se plantean en el Sahel. Para evitar una oleada de inmigrantes en cayucos, Sánchez viajó en agosto de 2024 a Mauritania, donde cerró varios acuerdos para controlar la inmigración ilegal. Un pacto que, como se ha visto en la frontera de Gogui, de momento se aplica. La cuestión es hasta cuándo y si otros países piensan actuar igual o piensan utilizar la presión migratoria para chantajear.
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