Los catalanes no odiamos al resto de España, ni despreciamos lo español , ni la independencia es cuestión de nacionalismo.

¿Falta de cariño?.

Prueba con la autosugestión.
Anda: REPITE 5O VECES:

-"mi mamá me mima"..."mi mamá me mima"..."mi mamá me mima"...+++


ya verás como se te pasa.

Salutacions.

Lo que ustedes llaman Cataluña no es otra cosa que el sector oriental del reino de Aragón. Lo único que van a conseguir ustedes los radicales que viven en esa parte de España es la partición del Territorio, que durará poco pues, en cuanto comiencen unos a querer ejercer el derecho de pernada sobre los otros, empezarán a degollarse como salvajes entre sí y habra que llevar tropas desde Castilla y Aragón para parar la degollina. Ustedes los radicales no están capacitados ni para llevar a buen fín el gobierno de ni siquierara un ayuntamiento de 300 habitantes.

30 años de gulag, llegarán a su fin y me cobraré los
intereses.
Sin perdón.

separados por fronteras escasamente penetrables,
pero hoy...hoy nuestro vecino de piso puede estar
más lejano que cualquiera que se sitúe al otro lado
de una línea de ADSL o un habitante del interior de
nuestro propia región, escasamente comunicado,
resultar más inaccesible que un individuo en
nuestras antípodas. La patria y la nación fueron la
consecuencia de una determinada coyuntura
histórica que ya no volverá, como lo fueron la polis
griega o la horda bárbara. La pretensión de que
aquello que pudo tener sentido durante el siglo XIX
pueda tenerlo aún hoy me parece sencillamente
ridícula. El concepto de "volk" vinculado a lo telúrico
o a lo étnico ha producido tanto daño en el siglo XX
que no sé como nadie con un mínimo de
conocimiento de la historia y con cierta capacidad
de reflexión puede aspirar a que mantenga todavía
un papel preponderante en la actualidad. Apenas
queda año y medio para conmemorar el centenario
de la aciaga fecha de 1914. Bastaría hacer memoria
de cuantos sufrimientos el nacionalismo desbordado
de aquel momento acarreó a la Humanidad en las
siguientes décadas para quedar vacunado tanto de
la idea de patria como de la de nación. Una y otra
sólo tienen hoy sentido como elementos de
transición declinante hacia una integración cada vez
generalizada. De otra forma, resultan ser simples
bucles de un pasado horrendo.
El nacionalismo catalán -ideología que permea no
sólo a CiU y a ERC sino al PSC y a los demás
grupúsculos de la izquierda, que necesitan de esa
etiqueta para robarse votos unos a otros- sigue sin
asumir que sus pujos independentistas carecen de
futuro sencillamente porque no pueden incorporar a
sus pretensiones excluyentes a cuantos participan
de esa comunidad española con total
espontaneidad. El hecho es que cuando se habla de
soberanía se desenfoca el encuadre al tomar una
parte por el todo. ¿Y cuál es esa parte?. ¿El escaso
tercio largo del electorado que votó la reforma del
estatuto?. ¿Esa es la legitimidad que resulta
suficiente al nacionalismo?. El todo no lo constituye
únicamente lo que el nacionalismo establece en
función de sus intereses sino lo que la misma
realidad española determina.
Cataluña no es una realidad aparte netamente
definida, aislada y sin ataduras. Al contrario, forma
parte de una inextricable red de relaciones
afectivas, materiales, históricas y de derecho que
no pueden ser ignoradas porque afectan no
únicamente a quienes se declaran nacionalistas
catalanes sino también a los demás españoles, que
mantienen un continuo de vínculos cotidianos, para
nada forzados ni excepcionales con esa región y sus
gentes.

Esa es la realidad actual.

Un saludo