O se nos regenera la justicia, o aquí acabamos dándole al vino D. Simón con gaseosa.

Ni odio, arma esencial de Adolfo Hitler, ni miedo, base de la gobernanza de Joseph Stalin, un sistema democrático y de derecho, como pretende ser el actual español, y como se nos ha vendido desde el trágala de la constitución, y esa trócola entre dictadura y partitocracia, es la justicia que debe ser la base de una convivencia duradera.

Es verdad, que pasar de un fangal a un charco, mejora un poco el piso por el que desfilabos desde la transición, pero de repente parece, que la gente empieza a querer pisar en seco y no mojarse los pies, por que si mientras pisas humedades, puedes mal que bien ir comiendo, bebiendo, deponiendo y jodiendo el que pueda, han quedado cubiertas las necesidades primarias, y se ha ido tirando.

Ahora se debería haber pasado a otra fase superior dentro de las necesidades sociales dentro de la pirámide de Maslow, y hete aquí, que nos pilla en el peor momento, en el que en lugar de unos zancos que nos ayuden a subir escalones en nuestras aspiraciones, se nos recortan las propias piernas, y se pretende que se siga aspirando al mendrugo, al vino peleón, y encima sigamos sin joder, para lo que se nos anima a ver la TV basura, donde eso lo hacen otros.

Malos tiempos corren para los aspirantes a mejorar su nivel y calidad de vida, las izquierdas nos invitan a visitar airadamente las viviendas de los mandones, y los mandones siguen mirandose el ombligo, y diciendo airadamente, que si el pueblo tiene hambre, que coma pasteles, como cualquier Mª Antonieta que se precie, todo esto animado por esa troupe de "profesionales" llamados partidos y sindicatos, con la ayuda indispensable de guardias y serenos.

Mal asunto, y mal momento, y ante ese escenario, se teme la venida de cualquier mesías, con barba o con uniforme de armani, pille las escopetas y nos meta en cintura precisamente a los quejosos, y vuelta la burra al trigo, de nuevo los pringaos, los trincones y los que siempre van tapados, llueva, truene o relampaguee, vivamos, bebamos y jodamos, que mañana nos moriremos, dice el pobre desgraciado en su chabola, trincado su casera y su vino de pack, y echándole un vistazo a su María o a su marío, que ya no están ni pa mirarlos.