Sobre el repugnante uso de manipulación social prestado, entre otros, por el régimen totalitario catalán hacia VOX...(+)

no cabe realmente ninguna labor de contraprogramación. Es mejor no hacer nada, tener las cosas claras, y que excreten su bilis como les dé la gana, ya que la partitocracia no sólo promueve ese comportamiento, si no que lo protege y ampara.

En realidad se trata de una acto de propaganda socialtotalitario del todo irracional, cuyo fin es mantener prietas las filas, y reforzar a los ya convencidos.

Y digo que no hace falta contestar a esos repugnantes actos injustos del etnocentrismo separatista, porque ´sólo con la mera presencia de VOX, y de su programa, sin entrar en absurdas contestaciones (no se puede argumentar con lógica y objetividad frente a la irracionalidad del odio y del mal), es ya suficiente. Realmente la propaganda sale gratis, en cuanto la hace el enemigo.

No voy a entrar en el porqué, existiendo órganos de censura hacia los medios de comunicación, ni la practican en ellos mismos, cuando hacen la más atroz y destructiva labor de desinformación, ni tampoco en el porqué se permiten actos repugnantes del totalitarismo más infecto, faltando a cualquier buena práxis, por supuesto a la Verdad e indudablemente a la conducta ética de las sociedades modernas.

Baste decir que, si un Estado, como el español, permite semejantes engendros diluvianos, antidemocráticos, anticonstitucionales, totalitarios, tercermundistas, y cargados de falsedad, odio y particularismo, es que es un Estado compuesto por individuos de semejante ralea.

Afortunadamente, en la Era de Internet la información aún es libre y accesible, y por contra a épocas pretéritas dónde esta era manipulada al antojo del déspota desgobernante y donde la misma condicionaba la manera de pensar de sus ciudadanos, hasta el punto de grabar a fuego el pensamiento único, en esta ya no caben esas posibilidades.

Aunque para infortunio de todos exista un ámbito, el educativo, que está en manos de semejantes puercos y que indudable y científicamente, modifican su pensamiento y su conducta por actuar ahí dónde el cerebro infantil es más permeable, estructurable y luego imposible de desprogramar, también existe la posibilidad aún, para aquél que haga uso de su cerebro para otra cosa que no sea el sectarismo y el fanatismo abyecto, de utilizar sus propias mecanismos para desprogramarse. Si bien cierto con escaso éxito.

¿Cómo es posible que una sociedad que se considera moderna y democrática, permita todo esto?. Sólo por lo arriba expuesto, ya sería motivo más que suficiente para desautorizar moralmente, legalmente y judicialmente a todos los ímprobos politicastros que padece el ser humano, pero ahí estamos, utilizando las técnicas de control y psicología social más rastreras y evidentes, sin rubor y mesura alguno.

Personalmente cansado ya desde hace muchos años de luchar con argumentos contra la irracionalidad inherente al homínido, pues es inútil todo acto de raciocinio ante la cantidad de sesgos que padece la mente humana, sólo me cabe excretar, porque no hay otra forma de decirlo: ¡¡que os den por culo, nazis de mierda!!.

Cada uno ya sabe perfectamente donde debe estar y lo que hay que hacer cuando llegue el momento. Y en eso estamos, a la espera de los acontecimientos precisos, que nos lleven otra vez a ver quien tiene la estaca más grande. Porque al fin y al cabo, es lo que cuenta y es algo archidemostrado.

Así pues, cárguense de hechos y valor, y apunten cada una de las miserias morales, y hechos delictivo patéticos, porque a esa gentuza no se la combate con palabras, si no a través de la violencia del Estado, mopolio exclusivo de este. Y tengan por seguro, que se hará, por cojones, lo que quiera la mayoría, porque no cabe más democracia, ni más argumentos frente al mal. Así que cuando toque la corneta, el jinete negro del apocalipsis, y lo hará, tengan por seguro que sólo la OTAN, con sus misiles, podrá detener la venganza a tanto odio, tanta miseria, y tanta basura moral.

Las cuentas están ya echadas, las cartas sobre la mesa y ya no hay vuelta atrás. Lucharemos hasta el fin, aunque fuera cierto lo del Lepen, porque nos importa tres cojones lo que digan o dejen de decir ya semejantes orcos de las cloacas, porque ya no convencéis a nadie más que no hayáis estropeado y prostituido ya en los jardines de infancia. Y la mayoría va a imponer su criterio, tarde o temprano, no sobre las minorías, si no sobre UNA minoría tarada, irracional y malvada que no merece ni agua.